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Alejandra Martos, hija de Raphael: en coche blindado y con obras de valor incalculable

Alejandra Martos lleva dos décadas trabajando como restauradora en el Museo Thysen-Bornemisza de Madrid

La restauradora recuerda sus trabajos en obras de Kirchner, Carpaccio o Degas

Alejandra Martos, hija de Raphael: en coche blindado y con obras de valor incalculable
Natalia Martos con Raphael

Alejandra Martos puede ser considerada una privilegiada. La hija del conocido cantante Raphael y la aristócrata Natalia Figueroa tiene un trabajo que le permite tener en sus manos obras de incalculable valor. Lleva dos décadas siendo restauradora en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, reavivando colores que habían perdido su brillo, limpiando lienzos cuyos barnices se habían oxidado y arreglando soportes dañados. Una labor que le apasiona y le ha permitido estar cerca de piezas mundialmente conocidas del mundo del arte, pero también que ponerse en riesgo al trasladar o ceder dichas obras a otras galerías, valiéndose de seguridad y coches blindados.

La restauradora no siempre quiso serlo. De pequeña aspiraba a convertirse en bailarina, pero poco a poco descubrió que eso era más que una profesión, un hobby para ella. Se decantó por el arte de la restauración cuando su padre solicitó a unos profesionales mejorar el estado de unos cuadros que tenía en casa. Eso para Alejandra fue un antes y un después, ya que con solo 16 años se empezó a interesar por esos informes que vinieron con las obras restauradas.

Alejandra Martos.(Foto:Instagram)

Alejandra Martos.(Foto:Instagram)

Tras sus años de formación y varios más trabajando como freelance, le surgió la oportunidad de formar parte del museo de la familia Thyssen. Ella misma ha reconocido en una entrevista concedida a Harper’s Bazaar que «nadie te regala nada», pero que todo lo que ha aprendido le ha llevado a donde está hoy, a un constante y frenético viaje en el tiempo valiéndose de sus herramientas, pinceles, productos y pigmentos que la ayudan a meterse de lleno en la historia y en las entrañas de las obras de arte que restaura.

Reconoce que siempre admiró lo que albergaban las paredes del museo madrileño y que cada día es un reto. Un reto que toma con ganas sin importar el periodo artístico en el que se inscriben las piezas que tiene que renovar. Cada una de ellas es un capítulo nuevo lleno de aprendizajes, por eso no se decanta por una época concreta, ni tiene un artista o cuadro favorito, sino que con su trabajo ha descubierto las otras perspectivas del arte.

Alejandra Martos.(Foto:Instagram)

Alejandra Martos.(Foto:Instagram)

Alejandra ha puesto su mirada y sus manos en distintas colecciones. Ejemplo de ello fue la obra del pintor alemán Ernst Ludwig Kirchner Piper. El artista fue uno de los mayores exponentes de expresionismo, haciendo que la restauración de uno de sus lienzos fuera un arduo trabajo para la hija de Raphael. Cada uno de sus nuevos proyectos cuenta con múltiples pasos que deben seguirse, ya que saltarse uno podría poner en peligro la lámina, pero ella misma ha reconocido en muchas ocasiones que es gratificante tanto el proceso como el resultado.

Alejandra Martos y la obra El caballero de Carpaccio.(Foto:Instagram)

Alejandra Martos y la obra El caballero de Carpaccio.(Foto:Instagram)

Tuvo la oportunidad de restaurar una obra del pintor italiano Vittorio Carpaccio. El renacentista, además de capturar Venecia, pintó imágenes religiosas como La meditación sobre la Pasión que se encuentra en el Met de Nueva York o El caballero de Carpaccio, en el que se muestra a un joven con armadura en medio de un paisaje. Esta última pintura, deslumbrante y enigmática a partes iguales, fue otro de los proyectos en los que se sumergió Alejandra y que recuerda con mucho cariño.

Alejandra Martos y la obra El caballero de Carpaccio.(Foto:Instagram)

Alejandra Martos y la obra El caballero de Carpaccio.(Foto:Instagram)

Durante la pandemia, ella y una compañera pudieron hacer un estudio del cuadro y proceder a su restauración. Esto no fue un trabajo normal, sino que lo hicieron frente al público que acudió a la sala 11 del Museo Thyssen. Los descubrimientos que hallaron en la pintura fueron un punto de inflexión para ella, un proceso especial, raro y diferente.

Estos trabajos de restauración no solo se desarrollan en talleres y en distintas salas de las galerías, sino que son personas como Alejandra las que también ayudan en las cesiones y traslados de las obras para garantizar su seguridad y que se mantengan en perfecto estado. Cuando una entidad realiza un préstamo, tiene que tomar medidas, que van desde que el cuadro se descuelga de la pared hasta que llega a su destino final. En ese trayecto la obra va asegurada por distintos soportes y recubrimientos, pero el más importante es el transporte. Alejandra, al igual que otros muchos, ha tenido que viajar en coches blindados para proteger las piezas de incalculable valor.

Alejandra Martos y la obra de Edgar Degas.(Foto:Instagram)

Alejandra Martos y la obra de Edgar Degas.(Foto:Instagram)

Piezas como las que ahora estudia. Actualmente se encuentra en medio de una investigación de la obra del francés Edgar Degas. El artista realista representó lo que le rodeaba y no dudó en retratar los comercios parisinos donde tanto tiempo pasó. Este es el escenario en el que se ha zambullido Alejandra, en una boutique de la capital francesa con el pastel sobre papel en La Sombrerería de 1882. La hija de Natalia Figueroa lleva a cabo un estudio técnico sobre la colección de pasteles dedicados a las sombrererías de París. Una colección con una composición de fuerte diagonal y cuidado exquisito de las pinceladas y en los detalles en lo que Alejandra pone toda su atención para aprender del maestro del movimiento y comprenderle para de este modo poder hacer eso que tanto ama, restaurar el arte y la historia que alberga cada una de las obras que a ella llegan.

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