La preocupación por la nutrición infantil no es nueva, pero la evidencia científica que la respalda es hoy más sólida que nunca. En una sociedad donde los ultraprocesados dominan los estantes y los hábitos alimenticios parecen deteriorarse desde edades tempranas, Gemma Rial, fundadora y CEO de Real Kids, defiende una visión clara y firme: «Educar en hábitos saludables desde pequeños es la mejor inversión que podemos hacer en salud pública». Rial no sólo lo dice; lo practica a través de su marca, que apuesta por snacks naturales y equilibrados para niños, formulados pensando en su desarrollo físico y cognitivo. Según Rial, una alimentación rica en nutrientes desde los primeros años de vida no sólo previene enfermedades futuras como la obesidad o la diabetes tipo 2, sino que también impacta directamente en el rendimiento académico y el bienestar emocional. A continuación, la nutricionista Gemma Rial nos da la clave para una vida saludable.
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La clave para una vida saludable
Ingredientes reales, energía real
Las barritas Real Kids están elaboradas con ingredientes como fruta, avena sin gluten, frutos secos y cacao puro. No contienen azúcares añadidos ni aditivos, lo que las convierte en una alternativa saludable frente a los snacks industriales que abundan en el mercado. «Nuestras barritas aportan energía real y equilibrada. Están pensadas para mantener la energía estable, evitando los picos de azúcar que generan cansancio o hiperactividad», explica Rial.
La clave, según la fundadora, está en combinar alimentos naturales y completos, que el cuerpo infantil pueda reconocer y aprovechar al máximo: frutas para los azúcares naturales y la fibra; avena como fuente de energía sostenida; y frutos secos por sus grasas saludables, proteínas y minerales esenciales como el hierro o el calcio.

Vida saludable = hábitos tempranos
Más allá de los nutrientes, Gemma Rial insiste en la importancia de los hábitos alimentarios adquiridos durante la niñez. «Los hábitos que adquirimos en la infancia nos acompañan toda la vida», afirma. Un niño que aprende a disfrutar del sabor natural de los alimentos tendrá muchas más herramientas para tomar decisiones conscientes como adulto. En cambio, si se acostumbra a los sabores artificiales y altamente azucarados desde temprano, romper ese patrón más adelante será mucho más difícil.
Esta filosofía también está alineada con las recomendaciones de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere evitar los azúcares añadidos en la dieta infantil al menos hasta los dos años de edad.
«Cuanto más tarde se expone un niño al azúcar añadido, menor será el riesgo de generar preferencia o dependencia por lo dulce», recalca Rial.

Un cambio de paradigma necesario
Con una visión que mezcla ciencia, sentido común y compromiso social, Gemma Rial plantea un cambio de paradigma urgente: «Tenemos que romper el círculo vicioso del azúcar y los ultraprocesados cuanto antes». Para ello, apuesta por productos como los de Real Kids, que no sólo nutren el cuerpo sino que también educan el paladar.
Lejos de ser una solución aislada, sus barritas forman parte de una estrategia más amplia: empoderar a las familias con opciones prácticas y honestas que faciliten una alimentación consciente desde la infancia.
«Cuando un niño aprende a disfrutar de lo real desde pequeño, es más fácil que siga eligiendo opciones saludables en el futuro», concluye.
En un momento donde la salud pública enfrenta retos complejos, el mensaje de Rial es contundente: comer bien no es una moda ni un lujo; es una necesidad, y debe empezar desde la primera infancia. Porque cada bocado cuenta, y en la infancia, aún más.