Septiembre es un mes de nuevos comienzos, un momento ideal para replantearse hábitos y mejorar el estilo de vida. Entre las estrategias nutricionales que cada vez ganan más adeptos está el ayuno intermitente, conocido por sus beneficios para la salud y el bienestar general. ¿Por qué iniciarse ahora? La vuelta a la rutina facilita establecer horarios regulares, reducir excesos y organizar mejor las comidas. Esto encaja a la perfección con los protocolos de ayuno, como el 12/12 o el 16/8, que combinan horas de ayuno con una ventana concreta de alimentación. Hablamos con Sandra Moñino, nutricionista integrativa.
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Según la nutricionista Sandra Moñino, autora del libro Adiós a la inflamación, el ayuno no tiene por qué ser extremo ni prolongado para ser efectivo. «Recomiendo ayunos de cuatro a cinco horas entre comida y comida, y ayunos de mínimo 12 horas desde que terminamos de cenar hasta la primera comida que hacemos en el día», nos explica. Con este enfoque, el cuerpo realiza un descanso metabólico que permite procesos tan importantes como la autofagia (la limpieza celular) y la depuración hepática.
Los múltiples beneficios del ayuno intermitente
El ayuno intermitente, además de contribuir al control del peso, ha demostrado efectos positivos sobre la salud metabólica. Estudios apuntan a que mejora la sensibilidad a la insulina, reduce la inflamación crónica, equilibra los niveles de colesterol y triglicéridos, y regula los ritmos circadianos, lo que repercute directamente en la calidad del sueño y los niveles de energía.
Esta práctica activa genes vinculados a la longevidad y a la reparación celular. Además, puede ser una herramienta útil para combatir la fatiga crónica, el hambre emocional y la inflamación sistémica, especialmente cuando se combina con una dieta antiinflamatoria rica en vegetales, proteínas limpias y grasas saludables.
Cómo empezar sin agobios
«Una buena forma de iniciarse es no desayunar temprano, sino permitir que pasen al menos 12 horas entre la cena y la primera comida del día»
El consejo de los expertos es empezar poco a poco. Una buena forma de iniciarse es no desayunar temprano, sino permitir que pasen al menos 12 horas entre la cena y la primera comida del día. Después, se puede avanzar hacia esquemas de 14 o incluso 16 horas de ayuno, según la tolerancia de cada persona.
Durante el ayuno, es esencial mantenerse bien hidratado con agua, infusiones o café solo, y evitar bebidas azucaradas o calóricas que puedan romper el ayuno. En la ventana de alimentación, la calidad de los alimentos es clave: nada de ultraprocesados o azúcares rápidos.

¿Es para todo el mundo?
«El objetivo del ayuno objetivo no es dejar de comer, sino darle al cuerpo el espacio que necesita para repararse»
A pesar de sus beneficios, no todas las personas deben practicar ayuno intermitente. Moñino insiste en que no está recomendado para embarazadas, personas con trastornos alimentarios, problemas de tiroides, diabetes o hipoglucemias frecuentes. Antes de comenzar, siempre es recomendable consultar con un profesional.
Más que una dieta de moda, puede convertirse en una herramienta efectiva para cuidar la salud, mejorar la energía y reducir la inflamación. Como afirma Sandra Moñino, «el objetivo no es dejar de comer, sino darle al cuerpo el espacio que necesita para repararse».