Al margen de los coleccionistas privados, es bien sabido que las realezas europeas son las que tienen los joyeros más valiosos del mundo. Su valor es incalculable, puesto que la historia les precede y su origen se remonta siglos atrás, lo que hace que sean complicadas de monetizar. Se componen de piedras preciosas y su imponente forma llama a la vista, pero sólo en aquellas ocasiones especiales que lo requieren. Después de mucho tiempo nos hemos vuelto a deleitar con una de las creaciones más codiciadas, cuya imagen es de lo más elegante. Así es la tiara Kokoshnik, la pieza de la reina Alexandra que ahora lleva Camilla Parker Bowles.
Cuando en el palacio de Buckingham se celebran cenas de gala, los miembros de la familia real sacan sus mejores estilismos. La misión es agasajar al invitado y, en esta ocasión, en el banquete celebrado en honor al jeque de Qatar, no han sido menos. Estas visitas se realizan con el objetivo de fortalecer las relaciones entre dos países y cada una tiene sus protocolos. En Reino Unido, cuando un jefe de Estado extranjero realiza su visita, la tradición no sólo se centra en hacer una celebración en torno a él, sino que también se alojan en el palacio de Buckingham o, en su defecto, en el castillo de Windsor.
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Los anfitriones tienen que destacar y, en este caso, la reina Camilla lo hizo con un toque navideño, además de exclusivo. La monarca lució un vestido de terciopelo rojo, con un disimulado escote en V, manga larga y unas hombreras fruncidas que tienen como misión dar forma a la pieza, además de ser ajustado en la cintura. Esta creación lleva la firma de Fiona Clare y, como es cada vez más habitual, optó por el reciclaje de estilismo, puesto que ya se lo vimos en la cena de estado de Corea del Sur en 2023.
El joyero real debe de estar disponible y, en esta ocasión, la compañera de estilismo ha sido una de las joyas más raras de la familia real británica y es la tiara Kokoshnik. Esta pieza perteneció a Alexandra de Dinamarca, reina consorte del Reino Unido durante diez años por su matrimonio con Eduardo VII. Fue uno de los regalos que recibió por sus bodas de plata, por parte de un grupo aristócrata que se hacía llamar Ladies of Society, formado por 365 mujeres. La idea comenzó con la propia Alexandra, ya que anhelaba tener una pieza de estilo ruso como la que llevaba su hermana, la emperatriz María Fiódorovna de Rusia.
La creación fue hecha por la marca británica Garrard, la cual es responsable también de algunas de las piezas de la familia real de Malasia e incluso hemos visto a Kim Kardashian llevar una creación de los mismos que perteneció a Diana de Gales. Alexandra de Dinamarca la lució en veces contadas, como la boda de su hijo, Jorge V, con María de Teck, quien la heredó a la muerte de su suegra.
Isabel II la obtuvo de su abuela y, si echamos la vista atrás a su gira de coronación por la Commonwealth, fue la gran protagonista. Cuenta con 488 diamantes, que se visualizan a través de 77 flecos engastados en oro blanco y amarillo. Una pieza que, en su día, costó 4.400 libras y que a su precio actual se podría posicionar en varios millones de euros.
