Desde el Renacimiento hasta nuestros días, las casas de muñecas han capturado la imaginación tanto a niños como adultos. Aunque ahora estas estructuras se han convertido en juguetes, tiempo atrás fueron objeto de deseo de las familias de clase alta para replicar sus lujosas residencias en miniatura. No hay nada más que ver la casa de muñecas de la Familia Real británica, que perteneció a María de Teck, la mujer del Rey Jorge V, abuela de Isabel II. Se trata de la mayor obra de estas características del mundo, cumple 100 años y se exhibe en el Castillo de Windsor. Te contamos su historia y te mostramos cómo es por dentro y por fuera.
Hoy en día esta casa de muñecas es uno de los tesoros más preciados de la Familia Real británica. Fue construida entre 1921 y 1924 por el arquitecto Sir Edwin Lutyens. En su interior descansan más de 1.500 obras de los mejores artistas, artesanos y fabricantes del s.XX.
El objetivo del arquitecto es que la casa fuera lo más real posible por lo que incluye electricidad, agua corriente y ascensores. Cada habitación está decorada hasta el mínimo detalles.
Un encargo de la princesa de los Windsor
La casa de los Windsor fue idea de la princesa María Luisa, prima del Rey Jorge V y amiga de la infancia de la Reina María. Decidió que la Reina, que le encantaba las miniaturas, disfrutaría de la casa. El arquitecto, que era amigo de la familia, creó un comité para decidir el estilo de la casa y se aseguró de que todo su contenido fuera de la mayor calidad posible y estuviera perfectamente a escala.
600 escritores participaron en la biblioteca de la casa
En la casa trabajaron un total de 250 artesanos y fabricantes, 60 decoradores, 700 artistas y 600 escritores que aportaron obras para la biblioteca de la casa. Entre ellos se encuentran Arthur Conan Boyle, quien envió una nueva historia de Sherlock Holmes, también A.A. Milne y J.M. Barrie, autor de Peter Pan.
Con motivo del centenario, la Reina Camila encargó una selección de libros de autores contemporáneos para ampliar dicha biblioteca. Philippa Gregory, Charlie Mackesy y Bernardine Evaristo son algunos de los escritores elegidos.
Mención especial se merece el garaje, pues allí se encuentran varias reliquias en miniatura, como un Daimler o un Rolls-Royce. A la casa no le falta detalle, tal es así que en una de las habitaciones se puede ver en el tocador un neceser azul de Tiffany, junto a un cepillo, un peine y perfumes.
Una casa en miniatura para impulsar a los artesanos
Nada más finalizada la casa, se mostró en la Exposición Empire en Wembley en 1924 y allí estuvo expuesta. Después, se trasladó al Castillo de Windsor donde descansa desde entonces.
Como hemos comentado al principio esta casa nunca fue concebida para jugar con muñecas, sino más bien para incentivar a los artesanos británicos tras la I Guerra Mundial.
