Hace unos meses conversamos con Christian Selmoni, director de estilo y legado cultural de Vacheron Constantin, y sus palabras resuenan hoy con más fuerza que nunca. «Vacheron Constantin ha tenido siempre la capacidad de adaptarse a los cambios sin perder su esencia. Lo que nos distingue es cómo hemos logrado integrar la modernidad en nuestra tradición, creando piezas que resuenan tanto en coleccionistas como en personalidades del cine y la cultura pop», nos comentaba entonces. Y añadía, con la perspectiva que le da custodiar casi tres siglos de historia relojera: «Es fascinante ver cómo Vacheron Constantin ha logrado, durante más de dos siglos, conectar con la cultura contemporánea sin perder su identidad de lujo, precisión y sofisticación».
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Su visión, lejos de ser retrospectiva, apuntaba al futuro: «Los 270 años de Vacheron Constantin son sólo el comienzo. Tenemos una visión clara hacia el futuro, una visión que sigue siendo fiel a nuestra herencia, pero que también abre nuevas puertas para la alta relojería».
Y era imposible no detenerse en su declaración final, una frase que casi funcionaba como presagio: «Con Berkley Grand Complication hemos batido un nuevo récord con un número de funciones sin precedentes, 63 en total». Hoy rescatamos esas palabras para presentar una nueva proeza de la Maison.

Les Cabinotiers Gran Complicación de Alta Joyería – Polvo Lunar
En su 270º aniversario, Vacheron Constantin vuelve a demostrar que la alta relojería no es sólo un ejercicio de técnica, sino también un acto de poesía mecánica. La nueva serie Les Cabinotiers La Quête celebra precisamente eso: la fusión entre ingeniería, arte y un imaginario cósmico que ha intrigado a la humanidad desde los primeros cálculos astronómicos.
Estas piezas exclusivas, creadas bajo pedido y en ediciones extremadamente limitadas, son la síntesis de lo que significa pertenecer a la cúspide de la relojería: complicaciones que desafían los límites, decoraciones que son obras de arte y una construcción técnica que convierte el tiempo en un viaje.

Entre ellas, brilla con luz propia (y nunca mejor dicho) el Les Cabinotiers Gran Complicación de Alta Joyería – Polvo Lunar, una obra maestra que condensa 16 complicaciones (funciones) en una caja de oro blanco de 18 quilates, grabada, guilloché a mano y engastada con diamantes. Es la materialización de un trayecto imaginario que parte de la Tierra y se dirige hacia la Luna, y que rinde homenaje a los pioneros que han tratado de entender el cosmos desde Copérnico hasta los astrónomos contemporáneos.
El corazón de la obra: el Calibre 2755 GC16
Si el exterior del Polvo Lunar es una oda al arte, su interior es pura ciencia relojera. El movimiento que lo impulsa, el Calibre 2755 GC16, remonta sus raíces a la investigación desarrollada para el icónico Tour de l’Ile (una de las piezas más complejas del mundo en 2005).
El tourbillon, custodiado dentro de una jaula con la icónica forma de la Cruz de Malta, compensa los efectos de la gravedad sobre el mecanismo. Completa una rotación por minuto y funciona, además, como segundero pequeño. Cada giro es un recordatorio de lo que Selmoni subrayaba: tradición y modernidad encontrándose en un mismo punto.

La música del tiempo
El reloj incorpora una repetición de minutos de excepcional calidad acústica. A petición, la pieza hace sonar horas, cuartos y minutos, guiada por un regulador giratorio que reduce ruido y desgaste. Sus dos pesos actúan con fuerza centrípeta, creando un freno de motor silencioso que suaviza y regula la secuencia musical.
Con esta nueva colección Les Cabinotiers, Vacheron Constantin vuelve a recordar al mundo que la alta relojería no vive sólo en la nostalgia. Tal como anticipaba Selmoni, la historia de Vacheron Constantin tiene aún muchas páginas por escribir.
Vacheron nunca da sus precio en este tipo de piezas, pero hemos consultado a coleccionistas y nos dice que dado el extraordinario perfil de la pieza, «su precio se sitúa indiscutiblemente en el extremo superior del mercado de la alta relojería».
No existe una cifra oficial publicada, pero al comparar precedentes de piezas similares de la misma firma y otras maisons de lujo, la estimación debe hablar de uno a varios millones de euros. En concreto, «nada parece apuntar a una cifra inferior al millón de euros; de hecho, un rango prudente para este tipo de pieza podría situarse entre aproximadamente 1 y 3 millones de euros». Quizá incluso más, dependiendo del grado de personalización, calidad de las gemas, acabado artístico, y la demanda del mercado de coleccionistas.
