La caja Oyster, perfectamente hermética, es emblemática de los relojes Rolex. Patentada en 1926, está compuesta por un bisel, un fondo y una corona de cuerda enroscados a la carrura. Con el paso del tiempo, estos elementos han evolucionad, con el objetivo de reforzar aún más la hermeticidad del reloj, así como responder a las necesidades de los submarinistas a medida que el material y las técnicas de buceo les permiten descender a profundidades cada vez mayores.
La construcción de 1926
1. El bisel
El bisel de la caja Oyster original es estriado con el fin de poder enroscarlo a la carrura con ayuda de una herramienta exclusiva de la marca. Posteriormente, la arquitectura de la caja Oyster evoluciona para ganar en robustez y fiabilidad. Las modificaciones técnicas aportadas a la caja posibilitan además la integración de un bisel giratorio, especialmente en los relojes de buceo.
2. El fondo
El fondo de la caja Oyster está bordeado por un fino acanalado, que ha perdurado hasta hoy en día, lo que permite enroscarlo herméticamente a la carrura. En los relojes de buceo actuales, el fondo está fabricado —en función del modelo o la modalidad— en acero Oystersteel o en oro de 18 quilates.
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3. La corona
La caja Oyster original cuenta con una corona enroscada a la carrura. En 1953, Rolex presenta la corona Twinlock, que integra un sistema patentado que consta de dos zonas de hermeticidad. El principio se perfecciona en 1970: la corona de cuerda Triplock, con una zona de hermeticidad adicional, confiere una seguridad reforzada a los relojes de la marca a los que se incorpora, entre ellos a aquellos modelos destinados al submarinismo.
Hans Wilsdorf, que inicia su carrera en el año 1900 trabajando para una relojería ubicada en La Chaux‑de‑Fonds, observa la evolución de los estilos de vida que se está produciendo en la época, sobre todo en lo relativo al deporte y el ocio. El hombre que fundará la marca Rolex unos años más tarde enseguida comprende que los relojes de bolsillo, que se guardan en el pliegue de una prenda de ropa, no están adaptados a los nuevos usos. Este empresario visionario se decide entonces a crear relojes para llevar en la muñeca y que, fiables y precisos, puedan acompañar a sus propietarios en estos nuevos estilos de vida. Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta Hans Wilsdorf es el de hallar una solución para proteger los relojes de los riesgos.
El Oyster es el primer reloj de pulsera hermético gracias a la perfecta hermeticidad de su caja, del mismo nombre