En un mundo donde la opulencia y la exclusividad marcan la diferencia, hay yates de lujo… Y luego está el AK Royalty. Esta majestuosa embarcación no sólo desafía los límites del diseño y la sofisticación, sino que literalmente brilla como ninguna otra: su casco está recubierto con oro de 24 quilates, convirtiendo este yate en una joya flotante única en el mundo. Propiedad del empresario australiano Aaron Fidler, este superyate de 42 metros de eslora no es sólo un símbolo de riqueza, sino una declaración de estilo, personalización y excelencia náutica.
Con un diseño meticulosamente renovado en Dubái, un interior repleto de arte exclusivo y una tripulación de élite, el AK Royalty es el epítome de la navegación de alto nivel. Y lo mejor de todo: no es sólo para admirarlo desde la distancia, sino que puede ser alquilado para vivir la experiencia de surcar los mares con todo el esplendor del oro.
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El yate bañado en oro de 24 quilates
En el vasto océano de la opulencia náutica, donde los yates blancos dominan el horizonte, emerge una joya que eclipsa a todos: el AK Royalty. Este yate, único en su clase, deslumbra con su exterior revestido en oro de 24 quilates, reflejando el sol con un brillo inigualable.
Construido en 2009 bajo el nombre de Plus Too, este Palmer Johnson de 42 metros de eslora fue adquirido en 2022 por Aaron Fidler, un australiano con una vasta experiencia marítima. Fidler, tras recorrer suficientes millas náuticas para dar la vuelta al mundo tres veces, encontró en este yate la materialización de su sueño: poseer una embarcación rápida y deportiva.
La metamorfosis del AK Royalty no fue tarea sencilla. Fidler trasladó el yate desde Francia hasta Dubái, donde reside con su esposa Kseniya, y dedicó un año completo a su remodelación. Inspirado en su Lamborghini dorado, decidió que el yate debía reflejar la misma majestuosidad, de ahí que la pintura marina se mezclase con polvo de oro de 24 quilates, logrando un acabado que captura miradas y destellos bajo el sol del Golfo Arábigo.
Interior del yate: un santuario de lujo y arte
Más allá de su deslumbrante exterior, el AK Royalty es un templo de entretenimiento y sofisticación. Diseñado para que toda la actividad social se desarrolle en una sola cubierta, ofrece un ambiente acogedor donde cenar, bailar y relajarse se fusionan en perfecta armonía.
El arte personalizado impregna cada rincón. Una pintura encargada a un prestigioso artista californiano adorna la pared del comedor, representando un león blanco y una mariposa azul, símbolos de los apodos personales de Aaron y Kseniya. Además, esculturas de panteras plateadas con azulejos de espejo aportan un toque de elegancia y misterio al ambiente.
El AK Royalty cuenta con una tripulación de ocho miembros bajo el mando del capitán chileno Pedro Argote. Lo extraordinario es que cada integrante posee una formación profesional destacada, incluyendo abogados, médicos, instructores de buceo y hasta un piloto. Sorprendentemente, todos están calificados como capitanes, garantizando que, ante cualquier eventualidad, el yate esté en manos expertas.
Juguetes náuticos para la aventura
Pensando en satisfacer a los huéspedes más exigentes, Fidler equipó el AK Royalty con una impresionante colección de juguetes acuáticos. Desde motos acuáticas doradas hasta equipos de buceo de última generación, cada detalle ha sido cuidadosamente seleccionado para ofrecer experiencias inolvidables en el mar.
Disponibilidad para alquiler
Para aquellos que deseen vivir la experiencia de navegar en este palacio flotante, el AK Royalty está disponible para alquiler a través de Burgess con una tarifa semanal de 164.000 €. Esta tarifa incluye el uso del yate y los servicios de su tripulación de siete miembros, pero generalmente no cubre gastos adicionales como combustible, provisiones, tasas portuarias y otros costos operativos, los cuales suelen manejarse a través de un acuerdo de gastos adicionales conocido como APA (Advance Provisioning Allowance).
