Desde Amancio Ortega hasta Elon Musk o Jeff Bezos, son muchos los magnates que parecen competir por tener el yate más grande. Aunque es verdad que ahora las dimensiones no son lo que cuentan, sino lo que compone su interior. Hablamos de salones de cine, grandes espacios donde celebrar cenas o elementos históricos que le atribuyan esa característica de ser único. Hay una construcción que se ha convertido en la favorita de los fanáticos y compite con otros gigantes. Además, tiene un elemento histórico y único. Hablamos del secreto que esconde el megayate Black Pearl.

Cuando el diseño se entregó en 2018, su envergadura de 104 metros de eslora se unió a otros referentes como el Maltese Falcon, Koru y EOS, en cuanto a veleros referentes y más fascinantes del mundo. Desde su exterior al interior, lo que predomina en esta creación es la ostentosidad en sus 104 metros de eslora. Más que los 68 metros que tiene el que posee el fundador del grupo Inditex.
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En el exterior destaca el casco negro que ofrece tres mástiles y unas imponentes velas Dyna-Rig negras, de 70 metros y provenientes del Maltese Falcon, con forma de palo, las cuales complementan a una proa estrecha y puntiaguda. El yate es híbrido y alrededor del 88% de las 60.000 millas náuticas recorridas por este se han realizado a vela y está implementado de tal manera que ha ahorrado más de un millón de euros en combustible, además de la reducción de emisiones de carbono en la atmósfera.

Velas dinámicas
Dentro de las características a destacar, el megayate Black Pearl alcanza una velocidad media de unos 14 nudos a vela. Esto hace que la creación genere 138 kilovatios de energía cinética, suficiente para alimentar el hotel que alberga en su interior y cargar las baterías sin necesidad de encender los generadores diésel. Es más, con las capacidades que este posee, podría cruzar el Atlántico navegando desde Nueva York hasta el Reino Unido sin tener la necesidad de quemar combustible.

Todo esto viene provocado por los mástiles de carbono Dynarig, los cuales giran de manera electrónica y permiten al yate virar con facilidad. Los veleros suelen tener tres puntos de rizo para las velas, pero el Black Pearl puede rizar en cinco puntos diferentes, lo que proporciona al capitán un mayor control. En cuanto a la velocidad, en las pruebas que se le hicieron en el mar, alcanzó los 22,4 nudos.
El interior del megayate Black Pearl
La caoba reina en la decoración y lo hace sobre un mobiliario que tiene un aire histórico pero, a la vez, un toque moderno. Las alfombras de seda también cobran protagonismo y complementan los detalles que dan personalidad al espacio, como los sofás redondos de terciopelo verde en el salón principal, con una mesa central, a los que se unen unas butacas en un color rojo vino con una mesa estilo Luis XIV.

Los camarotes del megayate
En la cubierta inferior se ubican cinco camarotes, pero el que más destaca es el principal. Este respira un aire histórico y con personalidad, en el que la madera caoba es la protagonista, con una cama estilo king size. Colindante a este, hay un salón perfecto para el descanso, leyendo un libro y tomando una copa de vino, mientras se disfruta del ambiente que desprende el lugar.

El piano de Napoleón y el arte
Está claro que uno de los puntos que destaca del barco es que es uno de los modelos híbridos más potentes del mundo, pero este es otro de los elementos por el cual es especial. En el salón principal hay un piano francés del siglo XIX, que ha sido restaurado para que mantenga su pleno esplendor y ocupa un lugar privilegiado. Esta obra de arte perteneció a Napoleón, decorada con barniz francés y ángeles en pan de oro. Para los más curiosos, los que viajen en el barco podrán tocarlo, pero sólo aquellos que tengan una formación en piano. Pero esta no es la única obra de arte, sino que a este le visten varias obras de prestigio, las cuales mantienen en la más estricta confidencialidad y sólo los habitantes de este megayate podrán disfrutarlas.

Vistas increíbles y cine a bordo
El puesto de vigía es el centro de todo. Ubicado en el trinquete del megayate, puedes subirte a este y elevarte a 58 metros sobre el suelo del barco, permitiendo que los pasajeros tengan unas vistas que sean únicas. Y no son las únicas. Para hacer la estancia más memorable, cuentan con una pantalla de cine desplegable, la cual se apoya sobre uno de los mástiles, para que se pueda ver una película bajo las estrellas disfrutando de un vino o una copa de champagne.
