Durante este 2025, hemos visto cómo muchas pujas triunfaban y los garajes de los fanáticos del motor se llenaban de piezas de coleccionista, todas con sus propias características. Desde vehículos que han sido conducidos por la realeza, pasando por algunos que formaron parte de largometrajes de culto o incluso alguno que tuvo alguna cara reconocida al volante, cada uno respiraba su propia historia. Esto le añadía un valor que hacía que su coste se multiplicara, alcanzando cuotas millonarias. El año se ha cerrado a lo grande y este es el coche que ha batido precio en subasta.

Sotheby’s ha dado mucho que hablar durante estos últimos 365 días y uno de los hitos que nos deslumbró hace poco fue la subasta de un McLaren, del cual sólo existen 64 ejemplares y este poseía el número 14. Pero se le añadió un aliciente y era la firma del piloto Lewis Hamilton, algo bastante inusual. Aunque en esta subasta, se centró en un modelo de una casa competidora, pero con una esencia completamente diferente.
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En 2025, el mundo del motor y del coleccionismo vivió uno de esos momentos irrepetibles cuando un Mercedes-Benz W196R Formula 1 de 1954 se vendió por una cifra fuera de lo normal, que se desmarca bastante de lo que hemos visto hasta ahora. Algo que nos confirma que algunos automóviles son mucho más que máquinas: son historia pura. Este diseño no es un coche cualquiera y es que está considerado como uno de los grandes símbolos de la edad dorada del automovilismo, cuando el talento humano se inmiscuía en la ingeniería de motor, apostando por el riesgo y una estética que, a día de hoy, es complicada replicar. El W196R fue el arma definitiva de Mercedes-Benz en el Mundial de Fórmula 1 de los años 50 y estuvo pilotado por auténticas leyendas como Juan Manuel Fangio y Stirling Moss.

El modelo subastado, conocido como Stromlinienwagen, por su carrocería carenada, es especialmente codiciado. Su diseño aerodinámico, pensado para circuitos vertiginosos, parece sacado de una película de ciencia ficción rodada en blanco y negro. Líneas limpias, ruedas parcialmente cubiertas y una silueta que hoy sigue pareciendo futurista. Setenta años después, continúa siendo un objeto de deseo absoluto.

La subasta, organizada por la casa RM Sotheby’s en el Museo Mercedes-Benz de Stuttgart, no fue una más. El ambiente era casi solemne y el respeto de los pujantes por el vehículo construyó una atmósfera inigualable. No se trataba solo de llevarse el coche, sino de competir por un pedazo irrepetible de la historia del deporte. Cuando el martillo cerró ese momento de tensión, el precio final rondaba los 50 millones de euros, una cifra que lo sitúa entre los coches más caros jamás vendidos en subasta pública y, evidentemente, el de precio más alto de 2025.

Para muchos puede ser una cifra desproporcionada y, quizás, no lleguen a entender el porqué de comprar un coche que ya no compite, además de que apenas se va a usar, pero va más allá. La respuesta está en la combinación perfecta de rareza, legado y emoción. El W196R no sólo ganó carreras, sino que ayudó a construir el mito de Mercedes-Benz como marca dominadora en la competición.

Además, este tipo de ventas refleja una tendencia clara. Los grandes coleccionistas buscan piezas únicas, con una historia incontestable y un valor cultural que trascienda lo material. En un mercado saturado de hiperdeportivos modernos y ediciones limitadas, los coches de competición con pedigrí auténtico se han convertido en el nuevo santo grial.

En definitiva, el W196R no es sólo el vehículo más caro vendido en subasta en 2025. Es un recordatorio de que el verdadero lujo está en la historia, en las cicatrices del pasado y en esas máquinas que fueron creadas para ganar, pero acabaron convirtiéndose en leyenda. Un coche que sigue haciendo ruido, sin la necesidad de tener que arrancar.
