Dicen que la frase de que no te la den con queso viene de cuando el vino que servían en la mesa no era lo suficientemente bueno. Entonces, el sabor fuerte y amargo del queso contrarrestaba cualquier ligero matiz. Pero, ¿y si consiguiéramos vencer esta eterna rivalidad entre vino y queso y hacer que ambos armonicen? Al fin y al cabo, ambos son indispensables en las cenas de Navidad y su equilibrio puede ser quien traiga las buenas nuevas a los menús de estas fechas. Así que hemos preguntado a dos expertos cómo podemos hacer que le vino y el queso mariden a la perfección para convertirse en el mejor abrebocas de estas fechas.
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La selección de Paqui Cruz y Alejandro Aparicio
Como acompañante perfecto para acentuar y armonizar las notas potentes del queso encontramos el maridaje. La herramienta enológica con la que conseguimos dar sentido a la unión, analogía o conformidad con que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí. En este caso, con la que el queso y el vino van a hacer que tanto el momento del aperitivo como el cierre de mesa adquieran un trasfondo único.
Paqui Cruz es la maestra quesera de la finca Dehesa de los Llanos y junto a Alejandro Aparicio, Head Sommelier de KŌ by 99 Sushi Bar y Master Sommelier 2025 en la tercera edición del Sparkling Wine Master by Tantum Ergo, nos propone una guía muy detallada para saber qué vino es el que mejor marida con cada queso.
1. Queso de Tetilla D.O.P. con cava

Viajamos a Valencia para descubrir el Tantum Ergo Brut Nature, elaborado con una doble selección de uva Pinot Noir y Chadonnay. En sus notas destaca:
«La espuma seca y fresca del Brut Nature deslumbra de entrada con aromas de fruta blanca madura, bollería y frutos secos. Su viveza y acidez equilibran la cremosidad suave y la salinidad leve del queso, dejando un final limpio, prolongado y fresco que realza la delicadeza de su textura y su carácter lácteo».
Alternativa: «Una buena opción de entrada como aperitivo serían los blancos jóvenes regionales de Rías Baixas, Monterrei y Ribeiro. Frescura, acidez y carácter propio de cada DO. Un recorrido por Galicia, con identidad y autenticidad local».
2. Monte Enebro con un Rueda
Acompañaremos el queso de Rulo de cabra con un Marqués de Riscal Finca el Montico 202, un verdejo orgánico de D.O. Rueda, etiqueta mención GVR “Gran Vino de Rueda”. En sus notas destaca:

«El blanco varietal despliega notas de hinojo, hierbas y fruta blanca. Su acidez y cuerpo medio realzan la cremosidad de la pasta blanda de la cabra y su acidez natural; la crianza sobre lías aporta untuosidad que armoniza con la suavidad del queso, dejando una sensación fresca y sedosa en cada bocado».
Alternativa: «También podríamos decantarnos por un blanco de Albillo Real D.O.P. Cebreros o los versátiles rosados de la D.O. Cigales».
3. Comté A.O.P.U con un blanco
Una de las denominaciones de origen más singulares de nuestro país es la D.O.P. Abadía Retuerta, Castilla y León. Entre sus etiquetas encontramos Le Domaine Blanco de Guarda 2020, un exquisito vino elaborado a base de Sauvignon Blanc y Verdejo. En sus notas destaca:

«El ensamblaje que combina estas variedades ofrece intensidad aromática y estructura. Las notas de mantequilla tostada y frutos secos del Comté se realzan con la vainilla suave y la crianza en barrica, manteniendo una armonía entre mineralidad y frutos secos. Un encuentro elegante que eleva las notas tostadas del queso mejorando la textura mantequillosa».
Alternativa: «En un registro más clásico, Vin Jaune de variedad Savagnin de largas crianzas oxidativas aportan profundidad; amontillados de Jerez y Dorados de Rueda acompañan con elegancia y estructura. Un maridaje sobrio y complejo que realza la tensión entre vino y bocado. Momento culmen de la experiencia
4. Dehesa de los Llanos Edición Especial 15 meses con champagne
Para un queso tan distintivo, Alejandro propone como maridaje lsa burbujas del champagne, brindando con un Louis Roederer Vintage 2016. En sus notas destaca:

«El champagne aporta estructura y madurez gracias a una selección destacada de Pinot Noir de la Montagne de Reims, con acidez vivaz y notas de frutos rojos maduros y cítricos confitados, que complementan el carácter contundente del Manchego curado.
Su intensidad encuentra en la mineralidad y el tostado del champagne una sinergia elegante y poderosa que eleva cada sorbo respetando y realzando las virtudes del queso. Un ligero aumento de temperatura potenciará la expresión aromática y redondeará la sensación en boca, dejando un epílogo más largo y sabroso».
Alternativa: Para los amantes del buen tinto, les recomendaría que probasen para una experiencia sutil y elegante Pago de la Jaraba de Villarrobledo, provincia de Albacete. Al igual que los clásicos Rioja, Ribera del Duero, Toro… que nunca defraudan.
5. Queso Azúl ecológico Campobio con un blanco húngaro
Elegido como el mejor queso Azúl Salón Gourmets 2025, requiere un maridaje proviniendo de un Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Oremus Aszú 5 Puttonyos 2018. Viajamos con este sabor hasta Hungría de la mano de Tempos Vega Sicilia. En sus notas destaca:

«El Azúl Campobio ofrece notas lácteas y frescos complejos, reminiscentes de nata y hierba fresca, equilibradas por la dulzura y la acidez vibrante del Aszú. La botrytis y la concentración del 5 Puttonyos ensanchan la experiencia sensorial, creando una sintonía entre salinidad, picante y dulzor, con toques de miel y tropicales, culminando en un final largo y exótico».
Alternativa: Otra propuesta de maridaje que conecta con el paladar moderno es la sidra dulce de hielo. En auge, con acento asturiano que añade autenticidad y memoria regional. Dulzor suave, acompañan sobremesas, cenas informales y celebraciones diarias. Un guiño local que invita a descubrir la riqueza de nuestro patrimonio en cada sorbo.
