Hay lugares que que muchas veces parecen un sueño. Vergeles terrenales que invitan a perderse entre sus infinitas playas de arena blanca ey su inmenso mar turquesa. Sitios exlcusivos como Pine Cay, una isla privada en el Caribe que hoy, te descubrimos y que te seducirá. Rodeada de la que es la tercera barrera de coral más grande del mundo, su naturaleza casi virgen la hace única. Una pequeña y bendecida porción de tierra que posee un resort a su altura: un Relais & Châteaux con tan solo 12 habitaciones que te hará suspirar de cara al mar. ¿Te vienes? Bienvenidos al paraíso.
La estadía en este lugar de aguas cristalinas supone un conjunto de sensaciones difícil de superar. Cuando uno decide desembarcar en este privilegiado lugar tiene que tener claro que no está viviendo a un resort caribeño más, está a punto de vivir toda una codiciada experiencia. Lo que pretenden es conseguir una una inmersión en toda la isla. Vivir al máximo el entorno y aprovecharlo. Además, de disfrutar de todas las comodidades y ventajas que ofrece lujoso y exclusivo hotel de la isla. Un concepto vacacional premium que comenzó en los 70 y que continúa marcando la diferencia.
La oferta de ocio en el resort de esta isla paradisíaca es más que seductora pero, si lo que se busca es más intimidad, también existen propiedades en alquiler y a la venta. Pine Cay Properties, ofrece casas privadas para alquilar y comprar. «Nuestras casas privadas están ubicadas en un entorno impresionante y cuentan con una constelación de beneficios y extras estilo hotel. Explore las residencias o invierta en su propio terreno: un lienzo en blanco para las aventuras en nuestro paraíso», explican.
Un lugar que regala experiencias inolvidables
La isla ofrece la posibilidad de vivir aventuras únicas. Muchas de estas experiencias, protagonizadas por sus cristalinas aguas e inmaculada arena Esta isla caribeña es pequeña pero tiene mucho que ofrecer. «Disfrute de un kayak sin igual en nuestro ‘Acuario’, donde se congregan las tortugas y las grullas. Practique esnórquel, alquile un barco, emprenda una excursión de buceo o pesca en alta mar, y maravíllese con el océano iluminado por amorosas luciérnagas. De regreso a tierra firme, le aguardan ciclismo, senderismo, tenis, yoga y observación de estrellas», explican en su página web.