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Parece la Toscana pero está en España: el pueblo de Castellón que parece sacado de un cuento

Parece la Toscana pero está en España: el pueblo de Castellón que parece sacado de un cuento
Castellón de Le Usères, conocido en castellano como Useras. (Foto: @ajuntamentdelesuseres)
Lucía Lera
  • Lucía Lera
  • Periodista especializada en viajes, belleza y estilo de vida. Al salir de la universidad de Periodismo decidí hacer de mi vocación algo más que mi pasión: mi profesión. Desde entonces he podido compartir mis historias en varias cabeceras. Reafirmando a cada artículo que elegí el camino correcto.
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Las regiones que portan el sello Mediterráneo en su ADN tienen mucho en común. Un carácter, una raíz que muchos llaman tradición… En definitiva, una esencia que hace que todos estos territorios, bien sea a pie de la costa o en el interior, encuentren ciertos paralelismos entre ellos. ¿La evidencia? La encontramos en el hecho de que un pequeño municipio del interior de Castellón recrea un espejismo para quien lo recorre de lo que muchos conocen como la cuna del Renacimiento italiano: la Toscana. Hoy, recorremos lo que muchos conocen como la Toscana española para adentrarnos en su paisaje, costumbres y, como no, sus viñedos.

A través de la literatura podemos entender cómo los eruditos de las palabras entendían los diferentes lugares. Claro que para hablar de la Toscana pocos nombres encontramos que hayan sabido encapsular su esencia como el de Frances Mayes. Autora del libro Bajo el sol de la Toscana, describió este lugar como algo mágico, un lugar donde perderse: «Caminar por Toscana es perder la noción del tiempo. Entre viñedos y cipreses, los pasos no pesan: flotan como si el paisaje llevara siglos esperándote». Algo así sucede al recorrer las colinas, los caminos y las calles de Useras.

La esencia italiana de este rincón valenciano se extiende por el alma de este territorio. No en vano se habla de este reducto de Castellón como de la Toscana española. Y es que ambos lugares mantienen ese carácter medieval que resulta evidente al pasear entre sus calles empedradas. 

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Castellón de Le Usères, conocido en castellano como Useras. (Foto: @ajuntamentdelesuseres)

Castellón de Le Usères, conocido en castellano como Useras, abarca un territorio situado entre barrancos y montañas, en el sector central de la comarca del Alcalatén. Rodeado por las localidades de Adzaneta, Culla, Vall d’Alba, Sierra Engarcerán, Villafamés, Costur, Figueroles y Lucena del Cid. Todo su encanto proviene de su origen, que tradicionalmente se han dedicado a la agricultura y la ganadería. Lo que hace que su alrededores dibujen un paisaje cartografiado sobre el que se extiende el ganado y los campos de vid, almendros, olivos, algarrobos y cereales, principalmente.

Riqueza natural del interior mediterráneo

El municipio tiene una extensión de más de 80 kilómetros cuadrados de vegetación. Ahí, las antiguas masías, una de las características arquitectónicas más señaladas de esta región, aparecen brotar de forma casi orgánica entre los surcos que regalan al paisaje las montañas, cuevas y barrancos de este lugar.

De entre todos ellos, la primera parada es La Serra de la Creu. A su paso por el monte de la Peñarroja (800 metros), el Castellet, el Tossal Gros y el Piló de la Creu, pueden observarse especies autóctonas de flora y fauna. También la Serra del Bovalar, punto de paso en la Peregrinación de Useras, regala a los paseantes unas vistas panorámicas de la Plana, la Serra de la Creu y el Penyagolosa desde sus cimas. En un entorno natural bien conservado, con vegetación mediterránea típica, donde los pinos, encinas, carrascas y matorral siguen siendo el territorio de jabalíes, conejos, rapaces y aves de bosque.

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La Serra de la Creu. (Foto: Instagram)

Pero si hay algo que caracteriza este lugar y que hizo posible que la agricultura fuese próspera es la existencia de fuentes naturales que se encuentran situadas en medio de paisajes privilegiados, ideales para paseos y descansos. Entre ellas, destaca la Font de més Amunt, en cuyo trayecto se conservan restos del antiguo Peiró y que además fue la encargada de impulsar los molinos harineros como el Molí de la Vila o el Molí de Mariano.

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Font de més Amunt. (Foto: @ajuntamentdelesuseres)

Tradición y cultura

El recorrido teológico puede llevarte a recorrer el encanto pétreo de sus monumentos eclesiásticos. Donde la Iglesia Parroquial de la Transfiguración del Señor se lleva el primer puesto en el ranking, con una belleza correspondiente a las construcciones góticas valencianas a la altura de su origen. Sobre su origen, la propia página oficial de Turismo de Castellón señala que originariamente el edificio fue constituido como un castillo, ya que los escritos recogen que este fue su uso cuando se puso la primera piedra el 9 de noviembre de 1613. Siendo años después un paisano con el nombre de Esteve Ganaut el encargado de dar forma a la iglesia. Junto a ella se alzan otras cuatro ermitas que se extienden por todo el municipio: la Virgen del Loreto, la de Santa Waldesca, la de San Antonio y la Ermita del Cristo.  

En estas construcciones encontramos otra evidencia de cómo esta región está ligada con el alma campestre italiano. Primero por la ermita de Santa Waldesca, quien fue una monja católica italiana, miembro de la Orden de Malta. Además de la evidencia de que su patrón sea San Felipe de Neri, a veces llamado como el Apóstol de Roma y que nació en Italia en el año 1515.

El encanto medieval y el arraigo a las tradiciones eclesiásticas no se limita a los muros de sus construcciones. Una de sus tradiciones más reconocidas traslada a vecinos y visitantes al corazón de la Edad Media en la celebración de los Peregrinos de Useras, declarada Bien de Interés Cultural. El origen de esta celebración es incierto, pero cada año, el último fin de semana de abril, trece peregrinos (doce vecinos y el guía), dan comienzo a su peregrinación hacia el santuario de San Juan de Peñagolosa.

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Pelegrins de les Useres. (Foto: ajuntamentdelesuseres)

Recorriendo una distancia de más de 30 kilómetros que une atraviesa paisajes de Useras, Lucena del Cid, Chodos y Vistabella del Maestrat entre caminos de montañas. Para los más aventureros, el encanto paisajístico y la riqueza de la biodiversidad de esta área puede disfrutarse durante el año.

Herencia gastronómica de la agricultura

La gastronomía de Useras se alimenta de la tradición agrícola y ganadera de la región. Donde, sin duda, el plato estrella es el Tombet, un guiso tradicional de cabrito, muy popular en la zona, y que tiene una particularidad: no se remueve de forma tradicional, con una cuchara, como acostumbramos a ver en la cocina de la abuela. Este guiso se tumba para mezclar todos sus ingredientes y garantizar la fusión de todos los sabores que porta la olla en su interior. Por no hablar de los postres, donde nombres como orelletes con miel, las figues albardaes, los buñuelos o la coca con gallos se alzan entre el recetario.

Parece la Toscana pero está en España: el pueblo de Castellón que parece sacado de un cuento
Plato de Tombet. (Foto: Restaurante Mas de Picando)

Como sede de esta tradición convertida en sabrosas experiencias gastronómicas encontramos algunos de los restaurantes más emblemáticos de Useras, como Mas de Picando. Para obligatoria donde degustar el Tombet y los caracoles. Porque en su cocina familiar, que lleva más de 50 años ofreciendo los sabores de Useras a sus comensales, los productos de temporada y el recetario “de toda la vida” son su especialidad. Pero si hay algo señalado de la zona, como bien evidencia su paralelismo con la toscana, es el vino.

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Bodega Barón d’Alba. (Foto: @barondalbavinos)

Lo primero a señalar es que Castellón no tiene una denominación de origen propia, y muchos pueden desconocer la existencia de este tipo de vinos como consecuencia de las grandes D.O. (denominación de Origen) y la popularidad de la producción de sus vecinos valencianos. Pese a ello, la zona de Castellón sí que tiene una Indicación Geográfica Protegida (IGP): Vins de la Terra de Castelló, creada en 2003. Su territorio se encuentra dividido en tres zonas, el Alto Palancia – Alto Mijares (interior sur, limítrofe con Valencia), Sant Mateu (norte, zona del Maestrat) y Les Useres – Vilafamés (comarca de l’Alcalatén y alrededores), donde nos encontramos.

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(Foto: Bodega Vidente Flors)

En los últimos años, familias de bodegueros, como la que se encuentra al frente de la bodega de Vicent Flors, han vuelto a situar en el mapa el respeto por la tradición y la pasión por el vino de esta tierra. Ellos, a través de sus marcas principales, Clotàs y A mi Aire, han retomado el legado centenario de seis generaciones de productores vitícolas. Son una de las cuatro bodegas que, junto a Barón d’Alba, Les Useres SAT y Roques Negres, producen sus vinos en el pueblo de Useras.