En el 2002 Santiago Peralta y Carla Barbotó empezaron a transitar por un camino histórico, fundando una empresa chocolatera única, que en tan solo 6 años estaría exportando sus barras al extranjero, desafiando el mercado y la mentalidad de un mundo globalizado. Paccari es una empresa que nace de un sueño. Un sueño que busca generar un impacto positivo en el mundo, cambiando su historia a través del chocolate, un reto de todo menos sencillo. Hoy en COOLthelifestyle hemos tenido la oportunidad de hablar con Santiago Peralta sobre el que está considerado como el mejor chocolate del mundo. Santiago nos ha hablado, sí, de chocolate, pero también de nuestras raíces, del respeto y de ser parte del cambio hacia un mundo mejor. Si quieres ver la entrevista ¡DALE AL PLAY!
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Paccari, el mejor chocolate del mundo y para el mundo
Hace 20 años, Carla Barbotó y Santiago Peralta fundaron Paccari en Ecuador. Trabajaron con 30 familias de agricultores de cacao y afinaron las recetas. Poco a poco, Paccari pudo crecer, y con ello la visión de poner el mundo del cacao patas arriba.
Para subrayar la importancia de esta comunidad, los fundadores de la empresa pusieron un cartel: Pacari se llama ahora Paccari. La C adicional significa Comunidad, Consciencia, Creatividad y Confianza.
«En aquel entonces los agricultores recibían un dólar por kilo de cacao, 130 veces menos en ese momento por el tipo de cambio. Y lo que decidimos fue en vez de pagar uno, pagamos tres. Queríamos hacer las cosas bien. No podía ser que alguien, la persona que hacía la inversión del campo, sembraba los árboles, esperaba seis años para poder cosecharlas, aguantaba todos los problemas que tienen la sequía, la lluvia, el cambio climático… Ganase tan poco. Era un menosprecio. Nuestra sociedad tiene el problema de no valorar las cosas que realmente valen la pena. Entonces, al pagar bien la calidad del cacao comenzó a subir mucho».
En la actualidad, la creación completa de valor in situ y el comercio directo hacen posible que más de 4.000 pequeños agricultores vivan de forma independiente de su cosecha de cacao. Mientras tanto, más de 80 empleados en Ecuador trabajan con pasión cada día para procesar y comercializar el cacao.
«Nuestro logotipo tiene 5.500 años y si nos fijamos es un hombre-árbol. Con esto queríamos ejemplificar la conexión entre hombre y naturaleza, eres lo que comes, que el alimento sea tu medicina, esa vieja sabiduría que la humanidad está olvidando…».
«El chocolate está para acordar, para conceder, para entender, para ponerse en los pies del otro. El chocolate es un puente en ese sentido»
La comunidad que ha crecido junta durante dos décadas se extiende desde los productores y el fabricante local hasta el importador directo Premifair para Alemania y Austria, pasando por el comercio especializado y, finalmente, por los consumidores y los amantes del chocolate.
«Creo que es importante entender nuestro rol como parte de una gran cadena humana, no sólo con la naturaleza, sino con la humanidad. De ahí que Paccari signifique amanecer o naturaleza».
«Lo que queríamos era no equivocarnos. Comenzamos trabajando con productos bio cuando ni la palabra existía. Nuestro objetivo era trabajar con productos libres de agrotóxicos. Por ello tuvimos que desarrollar las primeras fincas de cacao, en este caso certificadas como bio, y fueron de las primeras de Latinoamérica y de las primeras de Ecuador».
«En Paccari no ponemos ningún tipo de agrotóxicos. El 10% del calentamiento global viene de todas las bacterias y de toda la muerte que hemos causado con estos químicos que han matado trillones y trillones y trillones de microflora y microfauna.
También decidimos no hacer un chocolate con leche. Las vacas generan más o menos el 50% de los gases de efecto invernadero. Y nosotros no queremos ser parte del problema, queremos ser parte de la solución. Tuve que escoger, hacer chocolate con leche, vender el doble y ser parte del problema o no hacerlo y ser parte de la solución».
«No pretendemos ser solamente el mejor chocolate del mundo, sino p».
Volcarse a lo natural respetando los principios de la madre tierra. Cuidarla al devolverle la vida que nos brinda, es la misión fundamental de la marca a través de prácticas orgánicas y de comercio justo, acoplando la biodinámica como una práctica agrícola.
«En Paccari hacemos rescate gastronómico, por ejemplo la sal del Cuzco, nadie la conocía, pues ahora nosotros tenemos un chocolate con sal del Cuzco, nada más y nada menos que la industria más vieja que tiene el continente, ¡700 años!
También hacemos chocolates con fruta de la pasión y con Hierba Luisa o Greengrass. Este último sabor es el más popular del planeta. Millones de personas de todos los trópicos consideran este su sabor. Y en Paccari hemos hecho por primera vez en la historia un chocolate que es el sabor más popular del mundo y que además es el sabor de los productores de cacao. Estamos es un rescate de minorías que son absolutas mayorías. Los sabores más importante del mundo, pero como no son ricos, no tienen voz».
Otro sabor es el chocolate con naranja (para mí la naranja es España), con pimentón de la vera, con yerba mate (una religión para 60 millones de brasileños, paraguayos, uruguayos, argentinos…), con mole (ícono de 100 millones de mexicanos y algunos guatemaltecos), con hierbas de la Amazonía, de los Andes…. Lo que quiero es mostrar que hay una mega biodiversidad gastronómica, cultural, humana, climática en este mundo que hay que honorar. Y Paccari es un chocolate que busca ver las cosas con un poquito más de profundidad».
Lo justo no es suficiente para Pacari. Por lo tanto, Pacari forma parte de la Organización Mundial del Comercio Justo. Pacari no sólo se enorgullece de pagar a los agricultores de cacao los precios más altos por su cosecha, sino que también mantiene relaciones familiares con las cooperativas agrícolas. Al ser la empresa más certificada por B Corp, no se centra en los beneficios, sino en garantizar que todas las personas que participan en la cadena de valor también trabajen y reciban una remuneración en condiciones justas.