La bodega Marqués del Atrio, fundado en 1899 por la familia Rivero, lanza con orgullo dos vinos en femenino: Doña Isabella Garnacha y Doña Isabella Garnacha Rosé. Ambos están elaborados con uva garnacha de excelente calidad, procedente de viñas viejas enclavadas en parajes cercanos a Corella, al sur de Navarra, una Denominación de Origen Protegida donde el grupo empresarial bodeguero quiere aumentar su presencia.
- La bodega Cepa 21 se pone de largo al cumplir 21 años
- Hablamos con el fundador de 12Pb, la bodega que elabora exclusivos vinos
Las dos nuevas referencias se incorporan a un portfolio de más de 50 vinos que el grupo bodeguero produce en cinco Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P): Rioja, Ribera del Duero, Utiel-Requena, Rías Baixas y Navarra, y una Indicación Geográfica Protegida (I.G.P), vinos de la Tierra de Castilla.
Además, llegan al mercado después de un largo recorrido histórico. Doña Isabella fue un vino que se dejó de embotellar hace 30 años, y ahora la familia ha querido recuperar la referencia con un diseño rejuvenecido para atraer a los paladares más jóvenes.
Doña Isabella Rosé
Esta referencia es la que más simboliza esa apuesta del grupo bodeguero por la D.O.P. de Navarra. La gama de vinos rosados tiene especial prestigio en esta región, donde solo está permitido elaborarlos a través del sangrado, técnica que asegura la mayor calidad. Es un método muy puro porque el mosto se extrae cuando la uva lleva muy poco tiempo fermentando.
Primero, se seleccionan las mejores uvas, que se dejan macerar -una maceración prefermentativa- en un depósito en frío durante cuatro horas. Después, el depósito se “sangra”: se abre el grifo de la parte inferior para que el mosto rosado fluya por la gravedad, y se realiza un desfangado estático a baja temperatura, para inmediatamente después trasegar los claros y comenzar con la fermentación a una temperatura de 15 a 18ºC.
Una vez terminada la fermentación alcohólica, se realizan battonages periódicos, una técnica que consiste en empujar las lías en suspensión removiendo el vino para poder explotar todas sus propiedades y dar volumen en boca. Finalmente, el vino es clarificado, filtrado y embotellado para reposar durante al menos dos meses antes de salir al mercado. El resultado es un vino rosado muy provenzal, seco y refrescante, exquisito, pero sin complicaciones.
“Llevábamos tiempo queriendo elaborar un rosado que respondiese a esta tendencia de vinos provenzales, ligeros, frescos… pero no queríamos hacer un rosado cualquiera. Queríamos poner en valor la variedad garnacha, que nos permite hacer este rosado de la calidad que queremos. Le da un punto goloso que lo hace un vino fácil de beber, amable”, afirma Jorge Rivero, director de comercial del grupo Marqués del Atrio y miembro de la quinta generación al frente del grupo.
Doña Isabella Garnacha
Es un vino a la vista brillante, de color rojo violáceo intenso, con aroma a frutos rojos ensamblados con notas a café torrefacto tras su fermentación en barrica durante tres meses. Al paladar, tiene taninos delicados que combinan suntuosidad y sutileza, aportando un elegante volumen. Su final es dulce y con ligeros matices florales.
Para potenciar todos estos matices, se hacen remontados diarios para extraer color, taninos y aromas de las uvas. Una vez fermentado, el vino se trasiega a barricas de roble —donde permanece unos tres meses— para una segunda fermentación maloláctica que es lo que le aporta ese redondeado en boca, un cuerpo con más presencia y unos sutiles matices tostados.
El proceso de elaboración de ambas referencias está muy ligado a la artesanía. La uva garnacha se cosecha y se selecciona después a mano, para asegurar que solo las uvas de más calidad entran en el vino. Más tarde, se fermentan a una temperatura óptima para cada una de las referencias con levaduras autóctonas que extraen su complejidad aromática.
Bodega Marqués de Atrio
La bodega Marqués de Atrio es del grupo bodeguero riojano de la familia Rivero, que inició su andadura vitivinícola en el año 1899 en la localidad de Arnedo. Desde entonces y gracias al paso de varias generaciones, la bodega familiar, siempre fiel a su legado, ha experimentado un crecimiento que le ha llevado a posicionar sus vinos en los mercados más exigentes del mundo.
Actualmente, son la cuarta y la quinta generación las que lideran un negocio que, con una trayectoria de más de 100 años, dos bodegas principales en la DOCa Rioja y presencia en las principales denominaciones del país, se ha posicionado como uno de los grupos bodegueros más destacados en el ámbito nacional e internacional