Es bien sabido que España es un destino único y son muchos los factores que atraen al turismo a visitar nuestro país. Dependiendo de la zona, cada una regala unos horizontes idílicos, con características únicas y una gastronomía personal que habla de la historia de los recetarios nacionales. Por sus parajes verdes, la propuesta culinaria individual y su forma singular de conceptualizar el lujo, el País Vasco se posiciona como uno de los favoritos y no es para menos. Desde Elsa Pataky y Chris Hemsworth, pasando por Tamara Falcó, Pedro Pascal, Jessica Chastain o Jacob Elordi, cuando estos visitan estas tierras, se quedan embelesados por su belleza. El último en caer en el encanto del norte ha sido Mel Gibson.

Su cara es sinónimo de éxito en Hollywood y es que el protagonista de iconos de la gran pantalla como Braveheart, Mad Max o La Pasión de Cristo ha decidido visitar las tierras vascas para disfrutar de su singular encanto. Muchos optan por las urbes, pero la magia se encuentra en esos pequeños pueblos que forman la comunidad autónoma, los cuales son el refugio perfecto que te provoca desconectar del ruido masivo y, para ellos, de algo tan importante como la intimidad y el parcial anonimato.
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De entre todas las zonas que pudo visitar, se quedó embelesada por una en concreto y fue Lasarte-Oria. Este es un municipio modernizado y con mucha vida que se encuentra muy cerca de las playas y ofrece unas vistas increíbles del valle de Oria, además de estar cerca de la vecina Hernani, en la cual se pueden disfrutar de las obras del escultor vasco Eduardo Chillida. Además de esto, también cuenta con lugares que son referencia gastronómica internacional.

Hace no mucho tiempo, Mel Gibson se encontraba recorriendo España y un amigo suyo hizo una reserva en el restaurante de Martín Berasategui, un espacio culinario con tres estrellas Michelin, también visitado por Piqué o Luján Argüelles, entre otros. El chef quiso construir el lugar en clave minimalista. A esto le acompañan unos amplios ventanales con vistas a la naturaleza vasca, puesto que sentarse en sus mesas consiste en vivir una experiencia completa, con bocados que vayan acompañados de los cinco sentidos, con un menú degustación de 395 euros con el maridaje aparte.

Para los que quieran saborear algo concreto, la carta es la opción idónea, pero estamos seguros de que Mel Gibson apostó por la primera propuesta, puesto que consiste en un paseo por la pasión del chef vasco y el trato respetuoso al producto. Comienza con seis aperitivos, seguidos de entrante, plato principal y postre a elegir. Entre los aperitivos destacan la ventresca ahumada sobre etéreo de apio, menta y bergamota o la gilda con tartar de atún Balfegó, cremoso de anchoas, guindilla helada y caldo de alcaparras Agrucapers.

Cuando pasamos al entrante, para los clásicos está la opción del jamón ibérico de bellota Aljomar «Tributo Don Alfonso» acompañado de pan cristal con tomate y AOVE, o la ostra con néctar de morrón asado, rábano verde y algas crujientes, para los que quieran apostar por una propuesta diferente.
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Los principales crean un juego entre mar y montaña, dando opciones como el bogavante, escabeche de cítricos, hinojo y fritura de tapioca con papada ahumada o la clásica chuleta vasca de cordero lechal, tallo meloso de colinabo, perla de cebolleta rellena y olivas negras. Una propuesta que, junto a los postres, es capaz de deleitar los paladares de los visitantes y saborear la esencia del País Vasco a través de la alta cocina.

Cuando el actor terminó de degustar la propuesta de Martín Berasategui, aseguró que «hacía tiempo que no disfrutaba de una cena así». Una frase que posiciona la gastronomía vasca en la vanguardia y entre las más importantes y referentes del mundo.