Hay muchas aperturas en Madrid… ¿Pero qué pasa con Barcelona? También hay, pero no tantas. Como la llegada de Ikoya Izakaya, la nueva taberna japonesa para los amantes de la gastronomía nipona. El nuevo proyecto gastronómico del chef japonés con estrella Michelin Hideki Matsuhisa y el cocinero vasco Iñaki López de Viñaspre.
“Ikoya es el regalo que me hago a mí y a Barcelona, después de todos estos años cocinando juntos. Yo le he enseñado la pulcritud de la técnica japonesa y ella me ha obsequiado con el bullicio y esplendor de sus mercados, donde he desarrollado un conocimiento preciso de los productos mediterráneos”, explica Hideki. Y como ellos explican, quieren que Ikoya sea el nuevo place to be, ya no solo para aquellos fascinados de la gastronomía japonesa… También de la gastronomía en general.
En Ikoya es importante el producto, la esencia de la gastronomía japonesa y la estética. Y eso se palpa en cada producto. Tres valores importantes en cualquier izakaya en Japonés, y por supuesto, también aquí. “Barcelona se merece una izakaya, como las que siempre he frecuentado en Tokio. Un espacio en el que reina el desorden simpático, esta alegría propia de la ciudad que años atrás enterneció mi rigidez japonesa, dándole a mi gastronomía justo lo que necesitaba para brillar. Una barra para disfrutar y compartir, donde entre el jolgorio, el humo y el sake. Así, mi cocina más seria toma un carácter mucho más informal y divertido”, defiende el chef japonés. Y no lo puedo explicar mejor.
Y de barras saben muchos aquellos que trabajan en la gastronomía vasca. Por eso es clave la asociación con el chef vasco Iñaki López de Viñastre, que además es fundador del Grupo Sagardi. Y aquí es donde se une Euskadi y Japonés con mucho sentido, porque comparten mismos valores gastronómicos.
Más allá de la buena barra. Las brasas vascas se convierten en una robata. Y el producto: wagyu japonés con sukiyaki, kokotxas, karaage de pollo, sashimis, hosomakis, lenguado con guisantes y trufa, uramakis… «Una propuesta dedicada plenamente al estímulo de los sentidos, que se activan a través del umami, descubriendo un gusto único, inigualable, casi mágico, sin renunciar a un ambiente distendido donde reina el jolgorio y la alegría» explican. Y no lo pueden explican mejor.