A escasos 500 metros de la Milla de Oro y en pleno centro cultural, entre el Museo del Prado, Reina Sofía y el Thyssen, se encuentra el hotel de Madrid cinco estrellas con más encanto de la ciudad, Orfila. Cumple 25 años y su propietaria, y CEO, Verónica García Castelo, nos invita a un almuerzo en su restaurante, el Jardín de Orfila, dirigido por el chef dos estrella Michelin, Mario Sandoval, para contarnos detalles como que este hotel fue el primero de la ciudad en ingresar en la asociación Relais & Châteaux, en 2001, o por qué uno de los platos de la carta está dedicado al diseñador Hubert de Givenchy.
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A día de hoy, sólo dos hoteles en Madrid son miembros Relais & Châteaux, uno es Orfila y el otros Heritage Madrid Hotel. Ingresar en esta asociación es sinónimo de excelencia y distinguirse en los cinco conceptos que definen la filosofía de la cadena: Carácter, Cortesía, Calma, Encanto y Cocina.
En este último punto, la propietaria del hotel Orfila, Verónica García Castelo, recuerda que cuando entró a Orfila Mario Sandoval como chef ejecutivo, quien cuenta con dos estrellas Michelin en Coque, «lo primero que hizo fue cambiar los proveedores de pan y café porque considera que son dos aspectos que marcan la diferencia y elevan la excelencia».
«Givenchy estuvo alojado una larga temporada y, en su honor, Mario Sandoval ha reinterpretado uno de sus platos favoritos»
El jardín de Orfila es uno de los lugares más mágicos del hotel, donde comer, cenar o tomar un cóctel se convierte en toda una experiencia. Tienen un menú degustación de siete pases, inspirados en lugares icónicos de Madrid (como la Plaza Mayor), otro menú Ejecutivo recomendado por la Guía Michelin y el de Enamorados. Según Verónica este último es el más solicitado «posiblemente por el ambiente romántico que se respira en el hotel».
Un ambiente que sedujo también a Hubert de Givenchy. «El diseñador estuvo alojado durante una larga temporada en el hotel mientras preparaba su exposición en el Museo Thyssen». Una exposición que estuvo abierta al público desde octubre de 2014 a enero de 2015.
Verónica García nos cuenta que Givenchy, durante su estancia, pedía cada noche «que le prepararan una crema de boletus, como la que había probado en Horcher«. Mario Sandoval quiso reinterpretar este plato en homenaje al maestro de la costura.
«Servimos el té en vajillas del s. XVIII que mi padre ha ido adquiriendo a lo largo de los años»
Este hotel de Madrid es un edificio de 1886, restaurado hace tan solo dos años por B/SV Arquitectos y el interiorista Lorenzo Castillo, respetando su estructura original y con una decoración palaciega donde destacan obras de arte pertenecientes a la colección privada de la familia. Tal es así que podemos ver un óleo de Vicente López (reconocido discípulo de la Escuela de Velázquez) platos Imaris, sillas de Medina Sidonia…
«Cada habitación es diferente en cuanto a decoración», puntualiza Verónica y nos explica que tienen 32 habitaciones, 12 de ellas en suites, y se caracterizan por «una decoración con muebles de época, papeles pintados ingleses, pasamanería y suelos de mármol policromado».
El patio interior es uno de los rincones más idílicos de la ciudad donde tomar el brunch se convierte en una experiencia inolvidable. El sonido de la fuente, la frondosa vegetación…
«Servimos el té en vajillas del s. XVIII, XIX y principios del XX que mi padre ha ido adquiriendo a lo largo de los años en lugares como en el Rastro de Madrid». La hora del té en Orfila es otro de los servicios especiales que se ofrecen. Cuenta con una extensa carta de tés, elaborados por Beatriz Parreño (La Tienda del Té), quien se encarga de localizar y exportar diferentes tés de lugares como China, África, Tailandia o Japón.