La hacienda colonial argentina convertida en un especial hotel
Existen lugares que son dignos de mención porque son tan especiales que no pueden ser obviados. Este es el caso del palacio de Santa Cándida. Una casona dentro de una histórica hacienda, -estancia, como le llaman de manera local- en la provincia argentina de Entre Ríos. Un lugar cargado de tradición colonial convertido en un hospedaje de lujo pensado para el descanso y la desconexión. Un hotel boutique de moda en el que se pueden degustar platos estupendos, hacer deportes acuáticos y jugar al polo.
Una hacienda colonial argentina exclusiva de tan solo 30 habitaciones que te espera para ser descubierta… Vamos a sumergirnos en tiempos casi inmemoriales y en todo su encanto de antaño.
Con jardines para perderse e interiores para encontrarse, este hotel ofrece espacios que se adaptan a cada momento y necesidad. Su encanto es difícil de superar. Pasear por inmediaciones o por sus amplios salones, supone de manera inmediata transportarnos a tiempos pasados gloriosos que en la Estancia Santa Cándida, parece resistirse a quedar en el olvido.
Posibilidad de ser disfrutada en exclusiva
Otra de las ventajas que presenta este hotel boutique cargado de tradición es que ofrece la posibilidad de ser disfrutado de manera exclusiva.
«Al hospedarte con el plan ‘Estadía Completa’ reservamos la casa exclusivamente para toda tu familia o amigos, para tener unos días de lujo y privacidad», aseguran en su página web.
Tranquilidad y contacto con la naturaleza
Polo y deportes acuáticos
Las actividades que se pueden realizar en este lugar único de la provincia argentina de Entre Ríos son muchas y las hay, para todos los gustos.
Hablamos de posibilidades que van desde jugar al golf hasta organizar un partido de polo, hacer deportes acuáticos como como kitesurf o piragüismo o sencillamente poder disfrutar de un plácido paseo familiar a caballo.
Los orígenes…
Fundado en 1847 a orillas del arroyo La China por el reconocido por la historia general Urquiza, este palacio constituye una muestra del esplendor del siglo XIX.
El General Urquiza lo llamó Santa Cándida en honor a su madre, Cándida García. La suntuosa casona, un palacio construido por el arquitecto italiano Pedro Fossatti al estilo de una villa toscana, debe su aspecto actual a Antonio Leloir y a Adela Unzué, quienes la reformaron junto con el arquitecto Ángel Gallardo y el paisajista suizo Emil Bruder.