Ibiza, la isla blanca, es uno de los destinos soñados en verano. Por muchas veces que la visites, siempre tienes ganas de más. Y raro es aquel que viene hasta aquí y no navegue hasta Formentera. Compartimos el diario de abordo de nuestra última visita a las islas para que te sumerjas en su esencia y (re)descubras su rica cocina. Una escapada a Ibiza y Formentera es adentrarse en un paraíso donde el azul del mar y el encanto mediterráneo se entrelazan para crear una experiencia inolvidable. Las callejuelas históricas de Dalt Vila hablan de su pasado, así como las serenas arenas de Ses Illetes. Al contemplarlas entiendes por qué artistas como Grace Kelly o Dalí se enamoraron de las Pitusas y, verano tras verano, es el destino favorito de futbolistas y actores de Hollywood. Dos días bastan para caer rendidos ante estos destinos.
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Día 1. Explora y cómete Ibiza
La fama de Ibiza como epicentro de la música y la vida nocturna se debe en gran parte a Corsario. Una terraza, ahora convertida en restaurante, que fue escenario del videoclip More, de Pink Floyd, y centro de reuniones de Dalí. El Corsario actualmente pertenece al hotel La Torre del Canónigo, este se compone de tres edificios en Dalt Vila que son Patrimonio de la UNESCO y cuenta con sello Small Luxury Hotels.
Si te alojas aquí tendrás Ibiza a tus pies. Desde la suite, que se encuentra en la última planta de la Torre, controlas la ciudadela. El restaurante Corsario, dirigido por el chef Liván Valdés, apuesta por una cocina de producto con toques creativos y de vanguardia. No te pierdas el gallo de San Pedro al Jósper o los buñuelos de raya.
Ubicado en pleno casco antiguo, es fácil dejarse perder por las calles empedradas y sus murallas, así como por sus encantadoras tiendas decoradas con mimo. ¿Nuestra favorita? L_mental. Todo hecho a mano y con un savoir faire ibicenco del que es difícil no enamorarse.
Playas a las que es obligatorio ir son Talamanca, Cala Comte, Cala Bassa, Playa d’en Bossa y Cala Molí. En esta última encontrarás uno de los chiringuitos más punteros del momento: El Silencio. Esta temporada presenta muchas novedades, entre ellas una nueva izakaya diseñada por el arquitecto Kulapat Yantrassat, mano derecha de Tadao Ando. Un concepto que ha nacido en colaboración con el restaurante parisino Onii-san y ofrecen platos con productos locales y elaboraciones japonesas.
Día 2. Relájate y contempla las estrellas en Formentera
Al día siguiente, navega hasta Formentera. Puedes hacerlo a bordo del yate que la Torre del Canónigo pone a tu disposición. Se trata de un Pershing que vuela a 50 nudos y en tan sólo 25 minutos te lleva hasta la hermana tranquila de Ibiza.
Fondea en sus aguas cristalinas y echa el ancla en la playa de Levante. Aquí se encuentra uno de los chiringuitos más icónicos de la isla, Tanga, pues abrió sus puertas en 1978. Elaboran el mejor bogavante a la Formentera, con patatas y huevos fritos.
Hacer el Camino Romano, o Camí de Sa Pujada, es uno de los grandes atractivos de la isla más allá de sus aguas cristalinas. Durante siglos fue el principal camino que unía el puerto Es Caló y La Mola. Por cierto, dicen que Bob Dylan vivió en los años 60 en el faro de La Mola. El camino ofrece unas vistas impresionantes, a pie es perfecto hacerlo, pero en bici tiene aún mucho más encanto.
Esta es la ruta que Lina Bustos nos recomienda hacer. Nació en Formentera y nadie mejor que ella conoce la isla, sus secretos y su naturaleza. Desde 2011 gestiona Paraíso de los Pinos, un resort con 29 suites y seis villas donde desconectar y relajarse. En este lugar es donde famosos futbolistas italianos y actores de Hollywood suelen alojarse, y donde nosotros pasamos una noche.
Al despertar, en el desayuno, Lina te informa sobre el viento y las olas para indicarte cuál es la mejor playa ese día. Ses Illetes y Cala Saona son auténticos paraísos.
Tras pasar el día fondeando y contemplar el atardecer desde el faro de La Mola o la playa de Migjorn no hay nada mejor que terminar con una cena en Es Mas Pas, el restaurante de Paraíso de los Pinos. Carpaccio de gamba roja con papada ibérica, merluza negra con escabeche de verdura… Cocina creativa sin olvidar la esencia de la tradición Mediterránea.