Series como Sexo en Nueva York marcaron un gran hito en la historia de la televisión. Esta producción en sí no era como las demás, consiguió no sólo instruirnos en moda, sino romanizar nuestra vida creando cenas con amigas bebiendo cócteles. Y precisamente, fue James Bond quien popularizó el Martini (removido, no agitado). Hoy en día existen numerosas combinaciones de cócteles, pero hay una que es la más exclusiva. Se trata del cóctel más caro del mundo, te explicamos qué lleva y dónde se sirve.
Japón es uno de los destinos más deseados por todos y el concepto de lo exclusivo es algo que está muy presente en el país, puesto que su consumo de lujo se posiciona entre los diez primeros del mundo. Ubicado en el interior del Hotel Ritz-Carlton de Tokio, existe un bar que ha creado una combinación al alcance de pocos, bajo el nombre de Diamonds are forever, el cual es calificado como el cóctel más caro del mundo.
La receta está inspirada en una película de James Bond que se estrenó en el año 1971 y la canción Diamonds Are Forever, fue la banda sonora principal del largometraje y que, además, fue el segundo tema de James Bond interpretado por Shirley Bassey, después de Goldfinger en 1964. Si nos paramos un segundo a analizarlo, el mundo de la coctelería y los espirituosos ha tenido una evolución característica, puesto venimos de los combinados que nos permiten tener un momento romantizado con nuestras amigas, a la actualidad donde tomarse un cóctel puede ser una de las experiencias más exclusivas del mundo, literalmente.
Es una mezcla suave de vodka Absolut Elyx en frío, un pequeño añadido de zumo de lima y un adorno que, en este caso, no es comestible, puesto que es un diamante de un quilate que se posa al fondo. El precio es de 20.000 euros y los más sibaritas acuden al país nipón para probarlo.
La experiencia del cóctel más caro del mundo no es básica, es decir, no es asistir al bar del hotel, sentarse en la barra y esperar a que el camarero confeccione el mismo, sino que se hace en mesa y el espectáculo es digno de ver. Hay que advertir que no es apto para vergonzosos, puesto que el servicio de este exclusivo cóctel se prepara y se sirve en la mesa, mientras hay una banda de fondo que está tocando, de forma casi sinfónica, la banda sonora de Diamonds are Forever del largometraje de James Bond de 1971.