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Conseguir mesa en este chiringuito de Formentera es misión imposible… salvo para Jeff Bezos

Formentera
(Foto: Beso Beach)
Rocío Álvarez
  • Rocío Álvarez
  • Periodista multimedia especializada en belleza, viajes y estilo de vida. Durante mis años de vida, la lectura se ha convertido en una compañera fiel y gracias a ella descubrí mi vocación: crear y transmitir a través de las palabras. Con esta convicción me matriculé para cursar Periodismo en la Carlos III y después de años formándome encuentro mi sitio en el mundo: COOL. ¿Mi ley de vida? Nunca desistas, porque el día que lo hagas siempre pensarás en lo que podría haber sido.
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En Formentera no hay semáforos, pero sí hay algo más estresante que encontrar hueco en una playa en pleno agosto y es conseguir mesa el famoso chiringuito de Beso Beach. Éste no es sólo un chiringuito frente al mar. Es el chiringuito. Un icono veraniego donde se cruzan las miradas entre empresarios de renombre, actrices internacionales, diseñadores, DJs de Ibiza de incógnito y todo un ejército de influencers que sólo quieren un post aquí: frente al mar turquesa, con un Beso en la copa y otro en la arena.

Desde su apertura, Beso Beach Formentera se ha convertido en una de esas direcciones míticas del Mediterráneo. Su localización —a un paso de la paradisíaca Playa de Cavall d’en Borràs y dentro del Parque Natural de Ses Salines— le da un aura de rincón secreto, aunque todos lo conozcan. Llegar puede implicar un paseo entre dunas o una zodiac privada desde un yate fondeado frente a Illetes, pero la recompensa merece cada grano de arena.

beach club baleares
(Foto: Beso Beach)

El chiringuito en Formentera en el que reservar es casi imposible

La estética boho, con techos de cañizo, maderas lavadas por el sol y un ambiente cuidado hasta en el último cojín, es sólo el envoltorio. Lo que realmente convierte al chiringuito de Beso Beach Formentera en una experiencia es su energía: esa mezcla de lujo relajado, alegría contagiosa y ritmo que empieza con una comida tardía y acaba, muchas veces, bailando sobre la arena con una copa en la mano.

Su carta lo deja claro: aquí se viene a disfrutar de una cocina que mezcla raíces vascas y mediterráneas con producto fresco y platos perfectos para compartir entre amigos. El arroz con bogavante es un clásico que nunca falta en las mesas, igual que el corte de chuletón Beso o los pescados del día hechos al Josper. En la parte más fresca, no faltan las ostras, el tartar de atún con ajoblanco o los ceviches con toques cítricos, perfectos para el calor de agosto.

chiringuito ibiza
(Foto: Beso Beach)

Y luego están los cócteles. Porque nadie se va de Beso sin brindar. El Beso de verano, con cava y frutas, es el más icónico, pero también brillan sus margaritas, sus mojitos con albahaca y sus cócteles con tequila y fruta de la pasión. Todo servido con una sonrisa, música en vivo o DJ, y ese aire que mezcla lo chic con lo salvaje.

¿Quién va? Todos los que pueden (y algunos que no pueden, pero lo intentan)

El magnetismo de Beso Beach atrae cada verano a un quién-es-quién del verano balear. Modelos internacionales, futbolistas, actrices, creadores de contenido con millones de seguidores, diseñadores que buscan inspiración… La lista de espera en temporada alta puede superar los diez días, y aún así, la gente insiste. Porque una comida en Beso Beach es un mood, una postal perfecta, un recuerdo que se convierte en ritual de cada verano.

chiringuito formentera
(Foto: Beso Beach)

Aquí han brindado desde Chiara Ferragni hasta Leo Messi, pasando por Marta Ortega, Paris Hilton o Andrés Velencoso. Muchos llegan desde Ibiza sólo para pasar el día. Otros desde yates privados, como Jeff Bezos, lanzándose en zodiac con chanclas de Hermès. Y tú, si tienes suerte, podrías estar en la mesa de al lado.

Hablar de Beso Beach es hablar también de Formentera, ese edén donde el Mediterráneo parece otro. Con playas que recuerdan al Caribe, atardeceres infinitos y una luz que engancha. A diferencia de Ibiza, aquí no hay grandes hoteles ni multitudes. El lujo es más sutil, más escondido.

beach club ibiza
(Foto: Beso Beach)

Y en eso, Beso es su buque insignia: un lugar donde el verano se vive al máximo sin perder la esencia. Donde lo salvaje y lo sofisticado se abrazan entre copas, música y platos que saben a mar.

«No hay verano sin beso»

Ese es el lema de la casa. Lo verás en los posavasos, en las camisetas, en los posts de Instagram. Pero también lo sentirás cuando estés allí: con los pies en la arena, la piel salada y el corazón un poco más feliz. Porque Beso Beach no es solo un restaurante. Es un ritual. Una promesa de verano eterno.

chiringuito
(Foto: Beso Beach)