Aquel día de mayo de hace dos años en que Jeff Bezos hizo atracar su yate de 127 metros frente a las costas de Ibiza, muchos se preguntaban qué había de especial en ese rincón del Mediterráneo para que el magnate lo eligiera como escenario de una de las escenas más fotografiadas de la temporada. La respuesta, entre otras cosas, podría tener nombre propio: Rafa Zafra y su chiringuito Casa Jondal. El chef sevillano se ha convertido en uno de los mejores embajadores de la cultura gastronómica ligada al mar y al lujo discreto, capaz de conquistar a quienes lo han probado todo. Aquel mes de mayo, cuando atrajo uno de los yates más imponentes, sólo era una premonición. Pues en octubre, su cocina estará rodeada de centenares de lujosas embarcaciones dentro del marco del Salón Náutico de Barcelona.
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Zafra ha consolidado un emporio marinero de alta gama que va desde los fogones refinados de Estimar hasta la rusticidad elegante de Rural, pasando por su más reciente propuesta, Casa de Comidas, también en Madrid. Pero su nueva aventura no tiene que ver con una barra de restaurante ni con una finca rodeada de olivos. Esta vez, el chef se embarca (literalmente) en un proyecto diseñado para quienes aman el mar tanto como el buen comer.
«La carta refleja mi identidad culinaria al tiempo que incorpora el espíritu náutico y la informalidad elegante del tapeo»
Del 8 al 12 de octubre, Zafra será el protagonista gastronómico del Village del Salón Náutico Internacional de Barcelona 2025, un espacio exclusivo donde firmará una propuesta culinaria inédita, sólo disponible durante los días del evento. Nos reunimos con el chef en Rural para charlar con él: «Es una celebración del mar desde la tradición y el sabor, reinterpretada con elegancia para el corazón del Salón Náutico», resume él mismo. Lo hará de la mano de Le Chef Catering, bajo la dirección de Laura Pi, referente en la organización de eventos con alma gourmet.
«Aunque los platos están inspirados en elaboraciones de mis restaurantes Estimar y Amar, han sido diseñados exclusivamente para este entorno único y no forman parte de mis cartas habituales»
El menú diseñado para el Village es todo un manifiesto culinario. Por un lado, un menú degustación de seis platos salados, dos postres y maridaje, con productos del mar como hilo conductor: calamares con rovellones, lubina confitada, anchoas seleccionadas… todo por 150 €. Por otro, una opción más relajada: un Open Bar de tapas y platillos, donde reina la informalidad elegante que Zafra ha sabido convertir en marca. Mini albóndigas con ceps, coca de sardinillas, mollete de tartar de atún, y una ensaladilla que redefine la sencillez con técnica.
Para cerrar, un postre con historia y guiño local: el pijama, un flan de huevo con melocotón confitado y helado de banoffee que rinde homenaje a los marineros extranjeros que fondeaban en la Barceloneta y pedían un Peche Melba, derivado con el tiempo (y el acento) en esta versión castiza y deliciosa.
«El menú es una celebración del mar desde la tradición y el sabor»
La exclusividad de esta propuesta no está sólo en los ingredientes ni en su carácter efímero, sino también en su contexto: un salón náutico donde se cruzan armadores, diseñadores navales, amantes del mar y de los placeres terrenales. En ese cruce, Zafra aparece como ese chef que no cocina sólo para gourmets, sino para quienes entienden la cocina como parte del estilo de vida. Un estilo de vida donde cabe un yate, pero también una coca de sardinas. O las dos cosas al mismo tiempo.
Con esta propuesta efímera, marinera y refinada, Rafa Zafra vuelve a demostrar que su cocina navega (y flota) por aguas donde muy pocos pueden seguirle el ritmo. Como un capitán sin miedo al oleaje, dispuesto a llevar el sabor del mar al centro mismo de Barcelona.
