Fernando Manso (Madrid, 1961) está de enhorabuena. Tras 8 meses de intenso y preciso trabajo, el artista de la cámara de fuelle, presenta su exposición ‘Aquilea’ en la Galería Ansorena de Madrid. En total, 17 fotografías de flores. «Es la primera vez que hago fotos a las flores y lo que quise en esta colección es captar el alma de la flores», cuenta en una entrevista con COOLthelifestyle. Una interpretación muy personal sobre las flores con la que el artista busca «sorprender» al espectador. Por algo dicen que es el fotógrafo que más vende en España.
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«Me puse a pensar y decidí hacer una reflexión sobre el alma de las flores. Se trataba de escribir sobre el sentimiento de las flores. Contacté con la familia de floristas Barreiros para que me consiguieran determinadas flores. Y así empecé, a primeros de abril y hasta hoy. Son bodegones todos diferentes», recuerda. «Es una Aquilea by Fernando Manso. Es decir, una interpretación visual inédita» confiesa.
Bodegones creados con la valiosa ayuda de Aquilea Flores una empresa que nació en 2001, de la mano de Marta, Cristina y Maria Barreiros. Tres hermanas que dieron un giro a sus vidas, dejaron las finanzas y los despachos y montaron un taller de flores especializado en eventos, continuando la tradición familiar de su madre.
El artista crea en esta exposición un universo singular concebido de forma muy personal en su imaginación. Por ejemplo, Manso se atreve en este trabajo a congelar flores para poder descubrir así qué pasa con ellas y después retratarlas. «Es una producción muy bonita porque con la cámara de placas que yo uso y con película de negativo -como se hacía hace 150 años- tengo que llevar las fotos a revelar al laboratorio. Es un proceso carísimo, de hecho yo compro las placas en Nueva York, y ¡cada disparo son cien euros…! Además es un acto de fe. No veo el resultado final hasta que esté revelada la foto», confiesa Manso, orgulloso de su manera de trabajar como artesano de la fotografía, su seña de identidad.
Busca la delicadeza del resultado final, y nunca usa el ordenador. No hay retoques. Y todo su trabajo está hecho a mano. Es un gran romántico y, quizás, el fotógrafo más paciente del mundo. En una ocasión, recuerda que tardó «tres años para conseguir fotografiar un bosque en Comillas».
Primera vez
«Es la primera vez que hago fotos de flores en mi vida. Estoy contento, sí. En febrero creé los conceptos, hice los bocetos de lo que tenía en mi cabeza y ahí empecé. Amo la pintura y el cine y eso se recoge en mi trabajo fotográfico», confiesa.
El alma
«El mensaje de Aquilea es potente: buscar el alma de las flores. Y quiero con ello sorprender al espectador», explica. Su gran mérito es la composición, la historia que Manso crea previamente en su cabeza, para después hacer la fotografía adecuada. Manso es un artista con mayúsculas: concibe un concepto, lo produce y lo ejecuta. Y con una paciencia infinita. El paso del tiempo convencional no existe para él.
Para que los bodegones no resultasen obvios, este fotógrafo quiso darles vida propia a las flores. Él mismo así lo reconoce, «para que no fueran sota, caballo y rey». «Que una flor solape a otra flor, intento que no haya espacio entre ellas, que con mis fotos te sumerjas en un mundo de flores» aclara.
Una semana encerrado en el taller floral Aquilea, que da nombre a la exposición, sin apenas salir y todas las fotos hechas siempre con luz natural hicieron el resto. El resultado está a la vista en la calle Alcalá de Madrid, en la Galería Ansorena hasta el mes de noviembre.
Autodidacta
Hijo de arquitecto y padre de arquitecto, Manso creció visitando el Museo del Prado todos los domingos. Vive en un mundo muy creativo rodeado de talento artístico. Es autodidacta. Aprendió fotografía porque puso empeño en algo que le apasionaba. Retrató a las mejores modelos y los objetos de lujo más codiciados desde los años 80 hasta el 2007 y su libro de autor de fotos sobre Madrid es el más vendido de todos los tiempos. El trabajo de Fer Manso, como él dice que le llaman, es diferente. Sólo certifica hasta 7 fotos de sus series. Y expone alrededor del mundo.
«Como soy tan plasta -bromea- no hago apenas fotos a humanos porque se aburren», cuenta con humor. En su cabeza rondan varios proyectos que realmente, más que proyectos, son desafíos. Fotografiar toda España a través de sus monumentos es una idea. La Alhambra, otro. «28 días para 9 fotos, en Galicia», eso lo que acabo de hacer, comenta Manso. Un dato increíble.
«No es paciencia -confiesa- es control mental», cuando le preguntamos por las horas y horas de espera que necesita para conseguir el momento adecuado con la luz correcta para un hacer un disparo. «He estado hasta 7 días en el mismo sitio. Con mi tienda de campaña y mi cámara y mi trípode. Y sin saber el resultado hasta que se revele la foto, es un acto de fe» insiste.
La cámara de fuelle
¿Cómo es la cámara que utiliza?, le preguntamos. «La cámara, la antigualla esa que uso, es una cámara que me hizo un maestro japonés por encargo a los ochenta y tantos años. Es un fuelle de piel – como un acordeón- y la caja está basada en el mismo método que se usaba hace 150 años. La óptica, eso sí, alemana. Enfoco con una lupa y en la oscuridad», relata.
Solo hace un disparo y ahí se lo juega todo. Todo o nada. «Por eso soy tan pesado», sonríe. «Moviendo el fuelle puedo cambiar el plano de la película», apunta. Es algo casi mágico, por eso le fascina el proceso. Siempre usa negativos. Esta cámara es un sistema de placas , o planos montados sobre ejes móviles tanto a lo largo de la superficie en la que se monta, la base o banco, como sobre su propio eje. Es una cámara algo incómoda de usar, es muy difícil enfocar y su manejo es extremadamente lento. A cambio, da gran calidad y se puede variar y corregir la perspectiva.
«Hay en el fondo, como soy un romántico, una búsqueda de la esencia de las cosas. Yo sólo disparo por sensaciones; y si yo no siento algo, no disparo» desvela sobre su metodología de trabajo. «Paciencia y puro sentimiento para trasmitir lo que siento, hacen que sea mas observador que espectador a la hora de captar no solo un encuadre y una luz bonita, quiero ir mas allá, quiero pintar cada imagen con mi cámara de placas y mostrar mi interior mas profundo». Toda una declaración de intenciones; que es su declaración de intenciones. ¡Gracias Fer Manso por tus largas esperas…!