Moda mujer

Conocemos los secretos del Museo del Traje antes de su reapertura

Quizás, estando en el siglo XXI, ya estemos en disposición de decir que sin lugar a dudas la moda es uno de los factores que más marcan las épocas y al final, el tiempo de la vida, actuando siempre como un gran elemento diferenciador de cada etapa. Los grandes acontecimientos históricos siempre han ido de la mano de grandes cambios en el vestuario o con características prendas distintivas. El Museo del Traje de Madrid es una joya que ahora, tras más de un año de cierre debido a las circunstancias, reabre sus puertas por fin, y nosotros en COOL  no nos hemos podido resistir a recorrer sus entrañas más profundas -y casi secretas- para poder contarles de primera mano todos sus entresijos.

«De las piezas que vamos a ver en la nueva exposición permanente, que son cerca de 1000, más de el 50% son inéditas»

Admirar de cerca  ricas telas del SVIII o por ejemplo, ver cómo restauran unas bailarinas pertenecientes a ‘La Chata’, la hija de Isabel II. «De las piezas que vamos a ver en la nueva exposición permanente, que son cerca de 1000, más de el 50% son inéditas», nos explica al recibirnos la Directora del Museo, Helena López de Hierro D’Aubarede, la encargada de adentrarnos en este lugar uno en el que historia y moda se unen en un romance infinito. Un viaje a través del tiempo que te invitamos a disfrutar con nosotros…

«Hemos renovado nuestra exposición permanente. Una muestra que cuenta nuestra historia a través de la moda desde el SVII hasta nuestros días con muchos temas trasversales»

Foto: Fina Grosso
Foto: Javier Rodríguez Barrera

Maniquíes a medida para piezas únicas

De las piezas de indumentaria expuestas en las vitrinas del Museo, 150 han
necesitado maniquíes a medida realizados a mano en la sección Volúmenes del Departamento de Conservación del Museo, 40 de ellos de
nueva creación. Su función es tanto estética como de preservación de la pieza: por un lado, invisibilizan el soporte y, por otro, la pieza queda asentada en su medida exacta sin sufrir ninguna tensión. Los maniquíes tienen que ser hechos a medida pues hasta los años 50 del siglo pasado no existían las tallas industriales y todas las piezas eran hechas a medida, prendas únicas que requieren un soporte único.

El proceso parte de una matriz que se va envolviendo con varias capas de papel secante de algodón y cola de almidón de trigo, que posteriormente se hornea, recorta y lija. La silueta resultante pasa posteriormente al taller de costura para ser forrada con materiales neutros como son la guata y el ventulón, que aportan textura y suavidad al maniquí. Se aísla así el traje del soporte y se le proporciona una base neutra, suave y mullida al tejido. Los contornos reciben un remate con vivos en seda teñida del color adecuado a la pieza, todo con el objetivo de lograr su invisibilidad para que los trajes sean apreciados en sí mismos sin distracciones.

Museo del Traje, Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico/Foto: Javier Rodríguez Barrera

 

Foto: Javier Rodríguez Barrera

«De cara a la conservación, lo que nos da muchos problemas, lo que sabemos que tiene una vida totalmente perecedera son los plásticos»

El glorioso SXVIII y sus telas ‘casi’ inmortales

En cuanto llegamos, no pudimos dejar de sorprendernos al descubrir que muchas de las piezas que estaban mejor conservadas eran del SXVIII. En este siglo las telas que se utilizaban no llevaban artificios añadidos, sino que se trataba de una sola pieza que incluía el elemento decorativo y detallista sin necesidad de adornos ni florituras a parte. Por ello, y por la calidad de las telas -como la seda natural- empleadas, la ropa de esta época se conserva mejor que quizás una de bien entrada el SXX cuando, en los años 60 primaba el plástico como material de composición.

Piezas del SXVIII/Foto: Foto: Javier Rodríguez Barrera

«De cara a la conservación, lo que nos da muchos problemas, lo que sabemos que tiene una vida totalmente perecedera son los plásticos. Esto abarca desde lentejuelas a mostacillas, a incluso trajes ellos enteramente de plástico. Sabemos que tarde o temprano acaban desapareciendo», explica la Directora del Museo.

En las entrañas del Museo del Traje/Foto: Fina Grosso

El Museo del Traje vuelve a abrirse al público el próximo 31 de octubre con una gran expectación tras el parón sufrido. Quienes lo visiten podrán admirar las prendas, complementos y artilugios que éste alberga y que tanto trabajo emplean las habilidosas manos de los que más que restauradores y costureros son, verdaderos artistas que reviven piezas que alguna vez tuvieron vida y fuera lucidas en todo su esplendor. Ellos, son el alma de este rincón madrileño de la moda, sin tiempo ni edad.