A todos nos preocupa el paso del tiempo y cómo se hace visible en nuestra piel: disminuyendo luminosidad, apareciendo manchas o telangiectasias, arrugas verticales y falta de firmeza. Con la llegada del invierno, el frío, el viento y los cambios bruscos de temperatura, la piel del rostro sufre sequedad, sensibilidad y descamación, factores que inciden directamente en el envejecimiento prematuro de la piel. Por eso, tanto si pasas un fin de semana practicando deporte en la nieve como si quieres disfrutar de un paseo por las calles nevadas, es necesario tener en cuenta algunos imprescindibles para proteger la piel del frío intenso en la nieve.
¿Cómo afecta el frío a la piel?
Antes de compartir los consejos para que puedas cuidar tu piel cuando estés en la nieve, es importante mencionar cómo afecta el frío para que seamos un poco más conscientes de que cuidar la piel –en estas condiciones– es imprescindible.
En primer lugar, se reduce la producción de grasa, por lo que la barrera de protección es más fina. Como consecuencia, la piel tiende a deshidratarse porque se elimina el mecanismo por el que se retiene la humedad. Por tanto, aparecen sensaciones como enrojecimiento, tirantez, hormigueo, picor o descamación. Algo a lo que también contribuye el contraste con la temperatura de los espacios interiores con calefacción.
Por eso hay que ser muy constante en los cuidados habituales. Además, es fundamental prestar atención a las manos, el contorno de ojos y los labios.
¿Cómo proteger la piel del frío intenso?: 10 consejos
1. Limpieza suave y con menos frecuencia
Otro de los pasos que no debes olvidar para cuidar tu piel en invierno es realizar una limpieza suave y menos frecuente de la piel. Es importante puesto que los limpiadores agresivos pueden eliminar los aceites naturales que protegen la piel, haciendo que se intensifique la sequedad. Por ello, se deben utilizar limpiadores suaves y sin sulfatos, y limpiar el rostro tanto por la mañana como por la noche, pero sin un uso excesivo de productos de limpieza.
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2. Protégete al aire libre
Cada 1.000 metros de altitud los niveles de radiación ultravioleta aumentan un 10%. A mayor altura, el sol es más fuerte, pero la sensación de estar quemándote es menor. No te dejes llevar por eso, y nunca vayas a la nieve sin la debida protección en rostro, manos, orejas y la zona del contorno del ojo.
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3. Atención a las zonas sensibles
Seguramente te protejas la cara, pero quizá descuides otras zonas que suelen quemarse tras un largo día en la alta montaña como los labios, el contorno del ojo, o las orejas. Lleva contigo algún stick o un protector solar en formato compacto para ir reponiendo producto. Tampoco olvides el bálsamo de labios.
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4. Recompensa tu piel
Termina tu jornada en la nieve con un buen baño y after sun. Pues sí, el after sun no es sólo un producto de verano. Si vas a la nieve, te vendrá muy bien para reparar tu piel. Si no tienes, puedes usar una hidratante corporal.
Pack de 3 mascarillas de papel after sun de Pixi