A unos 40 minutos del corazón de México nos encontramos con un verdadero icono de la bioarquitectura: la Casa Orgánica. Nace de la idea de las antiguas cavernas de los seres humanos más primitivos. La idea del proyecto, diseñada por el arquitecto mexicano Javier Senosiain, se gestó de la semejanza de una cáscara de cacahuete: dos espacios ovalados con mucha luz natural, conectados por un pasillo bajo, estrecho y poco iluminado. Un concepto que define a ambas estancias en diurna y nocturna.
Esta vivienda nace para resolver las funciones básicas del hombre: un espacio para convivir, con estancia, comedor y cocina y otro para dormir, con vestidor y baño. Todo el interior está cubierto por el color arena, con la idea de identificar la casa con la tierra. ¿Quieres conocer más detalles originales de esta morada primitiva? Sigue leyendo y presta atención a todas las imágenes.
Los techos de las “cuevas” están cubiertos por una extensa alfombra verde de arbustos, árboles y flores, por donde es posible caminar. Todo este exterior produce oxígeno, rechaza la contaminación y filtra el polvo y el dióxido de carbono creando un microclima. Todo este manto ayuda a que el interior tenga una temperatura de 18 a 22 grados centígrados y una humedad de 40% a 60% durante todo el año, por ello, es caliente en invierno y fresca en verano.
Esta armonía con el mundo natural también se traslada al interior de la vivienda. El acceso se realiza a través de una escalera de caracol que conduce al túnel que une ambos espacios. Da la sensación de entrar a la tierra, de ahí a la sala de estar, comedor y cocina o, al más alejado, que se ubican los dormitorios.
En la sala de estar destaca la gran ventana curva que aporta una gran perspectiva visual. El resto de ventanas y cúpulas están colocadas estratégicamente hacia el sur para que la luz esté disponible, también, durante todo el invierno.
El arquitecto mexicano busca, en el interior, integrar el mobiliario con el entorno y el tipo de construcción. El menaje sigue la misma gama cromática –tonos tierra– e idea «primaria» que el resto de la casa. Ejemplo de ello son los sillones que se amoldan a la forma de cada cuerpo, imitando al antiguo «rito» de hombres y animales cuando se tumbaban sobre la tierra a descansar.