Tras quince años de renovación, la Biblioteca Nacional de Francia, en París, vuelve a abrir sus puertas más bella que nunca y retomando actividades tan interesantes como la que tienen programada para esta primavera: una exposición sobre la Historia de la Imprenta en la que se mostrará el Jikji, la primera obra impresa con tipos móviles metálicos. Una programación de lo más interesante que se acompaña de nuevas y renovadas instalaciones que merecen la pena contemplar. Así que, si tienes pensado hacer una escapada a la ciudad de las luces, incluye en tu ruta turística este lugar para contemplar el pasado y presente de un edificio de gran riqueza patrimonial.
Demoler, rediseñar y reconstruir
Entre el Palais Royal, la Bourse de Commerce y el Museo del Louvre se encuentra la Biblioteca Nacional de Francia, un recinto conocido como Richelieu.Su construcción se remonta a la época de Carlos V y en la actualidad se compone de seis edificios, los cuales han sido diseñados y ampliados a favor de nuevos espacios que se adaptan a las necesidades del s. XXI.
Tuvieron que demoler algún que otro espacio con el fin de «crear 12 nuevos accesos verticales que conectan 14 plantas», y otros se han preservado con el fin de mantener el ADN histórico.
Cada sala, concebida como un proyecto aislado
El estudio de arquitectura responsable de la renovación destaca la galería acristalada que conduce al departamento de artes escénicas.
Aquí se encuentra la galería Rondel, donde descansan los libros patrimoniales de Labrouste. Lo más llamativo de este lugar es que es un espacio abierto al cielo, donde se pueden contemplar las cúpulas de la sala.
Pero no es la única imponente cristalera, hay mucha más, pues el objetivo era que los espacios quedaran a la vista sin necesidad de entrar en ellos. Y es que, cada sala fue concebida como un proyecto aislado.
«Desgarrarlo en pedazos»
«La antigüedad del edificio Le Quadrilatére Richelieu, la obsolescencia de las instalaciones técnicas y de la seguridad, las condiciones de acogida del público y la conservación de las colecciones hacían de él un edificio que había quedado inadaptado para el fin al que estaba destinado», señala el estudio de arquitectura para explicar que era necesario hacer una renovación integral.
Para intervenir y crear el proyecto, responsables de Bruno Gaudin Architectes señalan que «fue necesario comprender, interpretar y clasificar los problemas específicos del edificio; literalmente ‘desgarrarlo en pedazos’ para reconstruirlo mejor y sacar su potencial».