Una experta española en recursos humanos: «Si te enteras de las cosas demasiado tarde, eres un mal jefe»

La gestión de un equipo requiere equilibrio, autoconocimiento y anticipación. Cuáles son las fallas típicas de los jefes.

Mal jefe

Jefe dando órdenes

El concepto de liderazgo suele asociarse con eficiencia, resolución de problemas y capacidad para inspirar a un equipo. Sin embargo, la realidad de la gestión es más compleja y requiere reconocer tanto fortalezas como limitaciones. Arménia Barradas, reconocida consultora española, destaca que el simple hecho de retrasarse en conocer lo que sucede en la organización puede llegar a consolidar la imagen de un mal jefe. Este análisis profundiza en las señales que determinan si alguien se encuentra al frente de un liderazgo deficiente.

La experiencia internacional de Barradas le ha permitido identificar patrones comunes entre líderes que, sin mostrar conductas agresivas o autoritarias, fallan en aspectos esenciales de la coordinación y supervisión. La clave no está en actuar con malicia, sino en cómo la falta de información o la tardanza en actuar repercute sobre el equipo y los resultados.

¿Por qué enterarse de las cosas demasiado tarde definen a un «mal jefe»?

Uno de los puntos que Barradas subrayó en un artículo publicado en la red social LinkedIn, es la capacidad de anticiparse. Según explica la autora, un líder que se entera tarde de los problemas o soluciones adoptadas por otros pierde autoridad y control sobre su equipo.

Este retraso puede reflejarse en decisiones ineficaces, falta de planificación y pérdida de confianza de los empleados. La experta enfatiza que el reconocimiento de este patrón es el primer paso para corregirlo y mejorar la gestión.

Ser consciente de los límites personales y de la propia capacidad para supervisar tareas permite organizar recursos y establecer canales de comunicación eficientes. La transparencia y la claridad en la información son fundamentales para reducir el riesgo de convertirse en un mal jefe.

Otras señales que suelen definir a un «mal jefe»

Según señala Barradas, la definición de mal jefe no se limita a los comportamientos extremos, como el abuso de poder o la humillación pública. Existen señales más sutiles que indican fallos en la gestión, presentadas a continuación:

Estas situaciones, aunque no sean evidentes, afectan la eficacia del equipo y la percepción del liderazgo, convirtiéndose en indicadores de un mal jefe.

Reconocer límites, potenciar habilidades y ser transparente: las claves para ser un buen jefe

Barradas recuerda que nadie puede ser perfecto. La gestión implica aceptar limitaciones y trabajar para potenciar competencias específicas. Ser un mal jefe no significa estar destinado a serlo de manera permanente, sino identificar qué aspectos requieren atención, como estos:

Aceptar los límites y diseñar estrategias para cubrir las áreas donde el jefe no llega es esencial para evitar errores de gestión.

Transparencia y autenticidad como herramientas

Por último, la consultora subraya que la autenticidad y la transparencia son determinantes en la percepción de un jefe. La falta de información o la tardanza en reaccionar frente a situaciones críticas puede reflejar desorganización, poca claridad en los objetivos o dificultades para priorizar. Estos factores son característicos de un mal jefe y afectan la motivación y el compromiso del equipo.

La clave no está en aspirar a un ideal de perfección, sino en identificar dónde se presentan los vacíos y asegurarse de que estos no queden desatendidos. La gestión eficaz combina la autocrítica con la planificación, garantizando que la organización funcione de manera consistente y que las decisiones sean oportunas.

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