Ver para creer: un estudio revela que las personas más inteligentes siempre repiten este gesto sin darse cuenta

Ahora vinculan a este hábito repetitivo con rasgos mentales que se consideraban aislados de las acciones cotidianas

Personas más inteligentes

Hombre teniendo una idea

En el terreno de la psicología del comportamiento, algunos gestos habituales han empezado a ganar protagonismo, por lo que podrían revelar sobre el funcionamiento interno del cerebro. Uno de ellos, bastante frecuente, pero tradicionalmente mal visto, podría ser típico de las personas más inteligentes. Tal como se lee aquí, fue objeto de análisis por su potencial conexión con la capacidad intelectual.

Diversos investigadores hallaron pistas que sugieren que ciertas personas, con una marcada actividad mental y alta exigencia cognitiva, tienden a repetir sin ser conscientes una acción concreta. El interés en este comportamiento fue más allá de la simple curiosidad médica, llegando a generar hipótesis sólidas sobre su valor como indicativo de inteligencia.

¿Cuál es el hábito que repiten a diario las personas más inteligentes, según la ciencia?

Morderse las uñas, conocido clínicamente como onychophagia, afecta a entre el 20% y el 30% de la población mundial, según estudios recogidos por Acta Dermato-Venereologica. Este hábito se observa especialmente en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Aunque comúnmente se asocia a ansiedad, aburrimiento o nerviosismo, existen argumentos que apuntan a una dimensión más compleja, especialmente cuando aparece en individuos con altos niveles de exigencia intelectual.

Entre las personas más inteligentes, este gesto no siempre responde a una reacción emocional inmediata. Varios estudios han comenzado a vincularlo con la búsqueda de estimulación cognitiva o la necesidad de gestionar un nivel elevado de perfeccionismo. La actividad repetitiva parece tener un papel autorregulador frente al estrés mental que puede surgir en cerebros con alta actividad analítica.

Investigaciones en el campo de la psicología y la neurociencia cognitiva han explorado la relación entre los comportamientos repetitivos y la estructura mental de los individuos. Según el Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, las personas con conductas centradas en el cuerpo, como morderse las uñas, presentan mayores niveles de perfeccionismo. Y este rasgo ha sido relacionado en otras investigaciones con un nivel intelectual elevado.

El perfeccionismo, en este contexto, no implica necesariamente una obsesión desmedida con el orden, sino una forma específica de organizar el pensamiento, con patrones exigentes y constantes intentos de mejora. Para las personas más inteligentes, este tipo de conducta puede formar parte de su rutina inconsciente para gestionar una mente en constante funcionamiento.

Estrés, sobreestimulación y mecanismos de concentración al morderse las uñas

Otro factor que refuerza esta conexión es el papel del hábito como regulador de la ansiedad y herramienta de enfoque. Los movimientos repetitivos, como el de morderse las uñas, activan circuitos neurológicos que liberan dopamina, un neurotransmisor asociado con el bienestar. Esta microrecompensa podría explicar por qué se mantiene el gesto, incluso en situaciones sin presión emocional evidente.

Asimismo, hay quienes defienden que este acto proporciona una estimulación sensorial que favorece la concentración. Para algunas personas más inteligentes, este comportamiento ayudaría a canalizar pensamientos o a centrarse en procesos mentales complejos.

Similar a garabatear en papel o mover una pierna, morderse las uñas actuaría como una estrategia inconsciente para mantener la atención o disminuir la carga mental.

Herencia genética y predisposición cognitiva de este hábito

Además del componente conductual, se ha identificado una posible base genética en este hábito. La propensión a morderse las uñas parece repetirse dentro de familias, lo que ha llevado a explorar vínculos hereditarios.

Investigaciones como las publicadas por Clinical Psychology Review apuntan a que este comportamiento podría tener un origen común con otros gestos repetitivos, como tirar del cabello o rascarse la piel.

Esta susceptibilidad compartida también se ha observado en personas con perfiles intelectuales similares, lo que sugiere una combinación entre predisposición biológica y estilo cognitivo. El hecho de que se repita de forma inconsciente en sujetos con alta actividad intelectual refuerza la hipótesis de una conexión entre el gesto y la capacidad mental.

¿Cómo controlar el hábito de morderse las uñas sin eliminar su función cognitiva?

Aunque no se trata de un problema de salud grave, morderse las uñas puede resultar molesto o incluso perjudicial para algunas personas. Existen terapias conductuales, como la técnica de inversión del hábito, que permiten reducir esta acción sin ignorar su posible utilidad como mecanismo de autorregulación.

Entre las estrategias más empleadas están:

Estas soluciones no pretenden eliminar un rasgo ligado a la inteligencia, sino canalizarlo de forma que no interfiera con la vida cotidiana.

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