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En plena era digital, nuestras redes sociales se han convertido en una extensión de nosotros mismos. Publicamos fotos, pensamientos, logros, enfados, recuerdos y momentos íntimos. Por ello, la psicología ha querido estudiar por qué a algunos les obsesiona tanto.
Pero también ha mostrado un gran interés por analizar a aquellos que se llevan las redes sociales al extremo contrario. Es decir, las personas que se esfuerzan en eliminar las publicaciones antiguas de sus perfiles e intentan no dejar rastro.
¿Qué hay detrás de este comportamiento, según la psicología? ¿Es solo limpieza digital o encierra algo más profundo desde el punto de vista psicológico?
Según la psicología, una de las razones más frecuentes para borrar contenido antiguo de redes sociales es la necesidad de coherencia con la identidad que proyectamos hoy.
Lo que una persona publicaba hace cinco, diez o quince años puede no tener nada que ver con sus valores, gustos o formas de pensar actuales.
Las redes, en ese sentido, actúan como una especie de diario público. Revisar antiguas publicaciones puede provocar incomodidad o vergüenza, un fenómeno conocido en la jerga popular como cringe retrospectivo.
Por ello, eliminar esos contenidos responde a un intento de alinear la imagen digital con la imagen que tenemos de nosotros mismos hoy, una necesidad inherente al desarrollo personal y que no es negativa.
La relevancia de controlar nuestra imagen pública, según la psicología
Otra motivación común es el temor a la exposición o al juicio de los demás. Con el paso del tiempo, los contextos cambian. Lo que antes era considerado gracioso o irreverente, hoy puede ser visto como inapropiado.
Además, en un entorno laboral cada vez más exigente con la huella digital, muchas personas optan por eliminar publicaciones que puedan afectar a su reputación profesional o personal. Más vale prevenir, que curar.
En este sentido, borrar publicaciones puede entenderse como una forma de autocensura preventiva. Es decir, no se trata sólo de protegerse de los demás, sino también de cuidar el relato que uno construye sobre sí mismo.
Las redes sociales han hecho que todos seamos, en cierto modo, nuestros propios gestores de marca y saber encontrar el equilibrio entre nuestro mundo interior y lo que mostramos al resto es vital, para tener éxito.
Los psicólogos lo tienen claro: borras fotos antiguas de las redes para cerrar una etapa
Desde una perspectiva emocional, también hay un componente simbólico en eliminar contenido antiguo. El ejemplo más típico es cuando se borran fotos de ex parejas, amistades rotas o etapas que se quieren dejar atrás.
En estos casos, el acto de limpiar el perfil cumple una función similar al de tirar objetos personales: es una forma de pasar página y marcar un nuevo comienzo. Además, algunos también lo ven como una manera discreta de anunciarlo a su entorno.
En el fondo, esto tiene una conexión directa con los apartados anteriores, ya que también forma parte de un proceso de renovación psicológica.
Dejar de identificarse con determinadas versiones pasadas de uno mismo es sano y natural. Para la psicología, es una demostración de que avanzamos.
Por tanto, borrar ciertas publicaciones no es necesariamente una negación del pasado, sino una manera de asumir el cambio y priorizar el presente.