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Cuando los adultos ejercen la paternidad o maternidad, tienden a replicar los modelos con los que crecieron. Es habitual que ciertas frases se digan sin pensar, guiadas por la costumbre más que por la intención. La crianza respetuosa invita a observar cómo estos patrones afectan la interacción con los hijos y su aprendizaje. Esta forma de educar se centra en acompañar a los niños en sus experiencias, fomentar su autonomía y fortalecer la autoconfianza.
La crianza respetuosa no busca eliminar la autoridad de los adultos, sino equilibrarla con la comunicación y la comprensión de las necesidades emocionales del niño.
¿Cuál es la frase que le decimos a nuestros hijos y que no es lo mejor para una crianza respetuosa?
Una de las expresiones más habituales que se dice de manera automática es «te lo dije». Suele surgir cuando un niño comete un error que ya había sido advertido por un adulto. Aunque puede parecer inofensiva, esta frase puede:
- Resaltar la superioridad del adulto.
- Reducir la confianza del niño en sus decisiones.
- Centrar la atención en el error más que en el aprendizaje.
Desde la perspectiva de la crianza respetuosa, estos comentarios hieren la autoestima y limitan la iniciativa del menor. Los niños necesitan espacio para experimentar y equivocarse, ya que aprender de sus propias experiencias es parte esencial de su desarrollo.
Por otra parte, decir ‘te lo dije’ transmite la idea de que el error es un fracaso y que el adulto siempre tiene la razón. Esto puede provocar:
- Sensación de inferioridad.
- Inseguridad al tomar decisiones futuras.
- Falta de motivación para afrontar nuevos retos.
- Dificultad para enfocarse en soluciones.
La crianza respetuosa recomienda reemplazar estas frases con comentarios neutros o preguntas abiertas que ayuden al niño a reflexionar sobre lo ocurrido, sin humillarlo ni hacerle sentir que ha fallado.
Alternativas prácticas dentro de la crianza respetuosa
Existen varias estrategias para sustituir el ‘te lo dije’ por formas de comunicación más constructivas:
- Preguntas abiertas: “¿Qué ha pasado?”, permite al niño explicar la situación.
- Observación objetiva: “veo que te has caído al subir al tobogán” centra la atención en hechos, no en juicios.
- Participación activa: preguntar sobre riesgos y cómo evitarlos desarrolla responsabilidad y autocuidado.
- Análisis de alternativas: “si volviera a pasar, ¿cómo lo harías distinto?”, promueve aprendizaje y reflexión.
- Modelar errores propios: reconocer que los adultos también se equivocan muestra que el error es parte del aprendizaje.
Estas técnicas fomentan la seguridad, autonomía y competencia del niño, reforzando la relación y la comunicación basada en la crianza respetuosa.
Pasos para minimizar el uso de «te lo dije»
Implementar la crianza respetuosa requiere conciencia y práctica. Algunos pasos recomendados son:
- Reflexionar sobre la intención: identificar si la reacción surge de un deseo de control o de acompañamiento.
- Fomentar autonomía: permitir que el niño tome decisiones dentro de límites seguros.
- Pensar antes de hablar: responder de manera que la atención se centre en soluciones, no en reproches.
- Acompañar sin interferir: guiar al niño para que gestione la situación de manera responsable y segura.
Estos pasos contribuyen a transformar el error en una oportunidad de aprendizaje, fortaleciendo la confianza y la capacidad de análisis del menor.
Beneficios de aplicar la crianza respetuosa
Al sustituir la frase «te lo dije» por alternativas constructivas:
- Se fortalece la autoestima y autoconfianza.
- Se promueve la capacidad de aprendizaje a partir de la experiencia.
- Se construyen relaciones más equilibradas y respetuosas.
- Se fomenta la iniciativa y la toma de decisiones responsable.
- Se reduce la frustración y los conflictos familiares.
La crianza respetuosa busca que los errores se vean como oportunidades para aprender y crecer, evitando la humillación y reforzando la seguridad emocional de los niños.