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Hay expresiones que nos hacen destacar como líderes, pero no debe olvidársenos que otras frases mal interpretadas pueden hacer que nos convirtamos en un mal jefe. Si esto ocurre, lo más probable es que perdamos la confianza de un equipo entero.
Ser jefe implica liderar con inteligencia emocional, pero muchos lo olvidan y repiten frases que, aunque parezcan inofensivas, pueden convertirlos en el peor tipo de líder: el autoritario, el insensible o el que desmotiva sin darse cuenta.
Según un estudio de Revista Estrategia & Negocios, hay frases que delatan a un mal jefe incluso antes de que los resultados del trabajo lo hagan.
No digas estas frases si eres el jefe: destruyen la motivación del equipo
Uno de los errores más comunes es hablar desde la crítica y el desprecio. Frases como «¿acaso no haces nada bien?» o «que sea la última vez que…» generan miedo, inseguridad y una sensación de humillación que mina la productividad.
También lo hace «tienes suerte de trabajar aquí», ya que reduce el valor del empleado y lo hace sentir reemplazable. En lugar de reconocer el esfuerzo o guiar hacia la mejora, este tipo de expresiones crean una brecha emocional difícil de reparar.
Otras frases igual de dañinas son las que muestran desinterés o indiferencia hacia las dudas del equipo. Por ejemplo, cuando un jefe dice «no es mi problema», deja claro que no está dispuesto a ponerse al frente ni a apoyar a sus trabajadores.
Lo mismo ocurre con «para eso te pago», una frase que convierte el trabajo en una transacción fría, olvidando que la motivación y la implicación son las claves del rendimiento. Va contra todos los principios de la creación de una cultura empresarial.
Las frases de los jefes que frenan la innovación de los trabajadores
El liderazgo también se mide por la capacidad de escuchar nuevas ideas. Sin embargo, hay jefes que bloquean la creatividad repitiendo expresiones como «así se han hecho siempre las cosas».
Con esa mentalidad, la empresa se estanca y el equipo deja de proponer mejoras. Otro clásico es «no te pago por pensar, te pago por hacer», una frase que suprime cualquier intento de innovación y convierte al trabajador en un mero ejecutor.
Incluso las exigencias mal comunicadas pueden tener el efecto contrario al deseado. Decir «no lo entregues hasta que lo hagas bien» parece una llamada a la excelencia, pero en realidad puede generar parálisis por miedo al error. En lugar de impulsar el aprendizaje, promueve la frustración y el bloqueo creativo.
La expresión que te delata como un líder autoritario en el trabajo
Hay situaciones que pueden delatar cómo somos cuando tomamos el mando, pero una sola frase es suficiente para que los trabajadores nos identifiquen con un tipo de líder.
Por desgracia una de las más comunes entre los jefes (que no líderes) es «aquí el que manda soy yo». Lejos de demostrar dotes de mando, lo que indica es inseguridad.
Y es que esta frase resume un tipo de liderazgo basado en el control, no en la confianza. Los empleados que trabajan bajo ese estilo suelen limitarse a cumplir órdenes, sin implicación ni entusiasmo.