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Durante años, se ha mantenido la idea de que los padres no tienen preferencias entre sus hijos. Es decir, que no está normalizado tener «hijos favoritos«. No obstante, una reciente investigación pone en entredicho esta creencia y sugiere que el favoritismo en el entorno familiar es más común de lo que se pensaba. El estudio en cuestión ha analizado datos de 30 investigaciones previas, abarcando una muestra total de casi 20.000 personas.
A modo de adelanto, los resultados revelan un patrón claro: los progenitores tienden a mostrar una inclinación mayor por sus hijas frente a sus hijos varones. Además, la personalidad y el comportamiento de los descendientes también influyen en el trato diferencial que reciben.
Factores que influyen en la elección de los hijos favoritos
El estudio, publicado en la revista Psychological Bulletin, ha identificado varias características que determinan el favoritismo parental:
- Género: se ha observado que los padres suelen preferir a sus hijas sobre sus hijos varones.
- Personalidad: los niños percibidos como más responsables y con una actitud más colaborativa reciben un trato más favorable.
- Interacciones familiares: la relación entre padres e hijos se ve influida por el carácter del niño, lo que impacta en la cantidad de afecto y atención que recibe.
Estos factores han sido estudiados en poblaciones de América del Norte y Europa Occidental, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a otros contextos culturales.
Algo a tener en cuenta también es que el favoritismo no implica desigualdad extrema. Los investigadores destacan que la preferencia por un hijo no significa que los demás sean ignorados o menos queridos. Más bien, implica diferencias en la forma en que los padres interactúan con cada uno de ellos.
Alexander Jensen, coautor del estudio y profesor de la Universidad Brigham Young, señala: «No se trata de amar a un hijo y rechazar al otro, sino de pequeñas diferencias en el trato, como ser más cariñoso con uno o pasar más tiempo con él».
Estudios anteriores han demostrado que los niños que reciben un trato más favorable tienden a desarrollar una mejor salud mental, mayor éxito académico y relaciones familiares más sólidas. Por el contrario, quienes perciben una menor atención pueden experimentar inseguridad y dificultades emocionales.
¿Los hijos favoritos perciben cuándo lo son y cuándo no?
Uno de los hallazgos más relevantes de la investigación es que los efectos del favoritismo dependen en gran medida de la percepción de los propios niños. Si estos comprenden el motivo de las diferencias en el trato, es menos probable que las vivan como algo negativo.
Por ejemplo, un hermano mayor podría sentirse excluido si su madre dedica más tiempo a ayudar a su hermano menor con los deberes. Sin embargo, si entiende que su hermano necesita más apoyo académico, el impacto emocional será menor.
¿Cómo pueden los padres gestionar esta situación?
Para evitar consecuencias negativas, los expertos sugieren que los progenitores reflexionen sobre la manera en que tratan a sus hijos y se esfuercen por garantizar un trato justo. Algunos consejos incluyen:
- Ser conscientes de las diferencias en el trato y analizar si están justificadas.
- Explicar a los hijos por qué reciben un trato distinto en determinadas circunstancias.
- Fomentar la equidad en el tiempo y la atención que se les brinda.