La actividad extraescolar que fomenta el pensamiento crítico de los niños: la ignoran padres y colegios españoles

La jardinería ayuda a los niños a aprender a plantearse problemas y generar soluciones creativas

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Niña en el jardín.

Los colegios y los padres siempre están buscando actividades que fomenten la inteligencia de los hijos, ¿pero qué debemos hacer si nuestra prioridad es que desarrollen el pensamiento crítico? Hay una extraescolar excelente, pero que casi ningún niño en España practica: la jardinería.

Más allá de ser una actividad divertida, esta extraescolar ofrece a los niños un laboratorio de experiencias reales en el que aprenden a cuestionarse las cosas, observar, tener paciencia, decidir y resolver problemas. Sin embargo, muchos todavía lo ignoran.

Por qué la jardinería es una actividad extraescolar casi perfecta para los niños

La jardinería infantil no sólo es un pasatiempo, ya que estimula de una forma increíble el pensamiento crítico. Al sembrar, regar, comprobar el crecimiento de una planta o enfrentarse a plagas, los niños comienzan a hacerse preguntas.

«¿Por qué esta planta crece más que la otra?», «¿qué efecto tiene el abono natural frente al químico?», «¿qué sucede si no riego durante varios días?». Estas pequeñas investigaciones despiertan su curiosidad científica y su capacidad de análisis.

Además, al experimentar con distintas condiciones, los niños aprenden a formular hipótesis, observar los resultados y sacar conclusiones.

En este proceso, desarrollan habilidades esenciales para el aprendizaje, como la planificación, la resolución de problemas y la toma de decisiones. Cada error se convierte en una lección, y cada logro, por pequeño que sea, refuerza su autoestima y su interés por comprender el mundo que les rodea.

Por qué los colegios españoles no tienen en cuenta la jardinería como herramienta de aprendizaje

Pese a sus evidentes ventajas, la jardinería como actividad extraescolar sigue siendo una gran olvidada en la mayoría de los colegios españoles. En muchos casos el motivo es práctico: la falta de recursos, de espacio o, simplemente, de costumbre están detrás de ello.

Lo habitual es apostar por otras extraescolares más tradicionales como deporte, música, idiomas o ajedrez. Sin embargo, su potencial educativo es enorme.

A través del cuidado de las plantas, los niños aprenden paciencia, responsabilidad, constancia y trabajo en equipo. Se trata de una actividad que combina la ciencia con la creatividad, la observación con la acción.

Además, realmente no haría falta una gran inversión. Con un pequeño huerto o unas macetas en el patio bastaría para poner en marcha un proyecto que puede cambiar la forma de enseñar.

La buena noticia es que, aunque todavía es extraño, cada vez más escuelas españolas se lanzan a enseñar jardinería a los niños. Por ejemplo, con pequeños huertos. Otra ventaja es que aumenta su conciencia medioambiental.

Beneficios de la jardinería como actividad extraescolar

Para que la jardinería sea una experiencia educativa completa, lo ideal es estructurarla en tres fases: planificación (decidir qué plantar y cuándo), ejecución (siembra, riego, cuidado y cosecha) y reflexión (analizar qué ha funcionado y qué no).

De este modo, los niños participan activamente en todo el proceso y aprenden que sus decisiones tienen consecuencias reales. Más allá del aprendizaje científico, esta actividad mejora la coordinación motora, la concentración y la gestión emocional.

Ver crecer una planta que ellos mismos han cultivado genera satisfacción, orgullo y una conexión profunda con la vida natural. Pero su mayor valor está en el pensamiento que promueve: los niños aprenden a observar, cuestionar, buscar soluciones y valorar los resultados.

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