Fernando Miralles, experto en oratoria: «Estos 7 errores hacen que parezcas inseguro al hablar y restan autoridad»

Hablar rápido, justificarte o no saber qué hacer con las manos son algunos de los fallos más comunes

Oratoria, errores, autoridad

Hombre y mujer en conferencia de prensa.

Hay personas que dominan el tema que exponen, poseen argumentos sólidos y aun así no transmiten seguridad cuando hablan. Pequeños gestos, tonos y hábitos al expresarte pueden hacer que los demás te perciban como inseguro aunque no lo estés.

De esto habla Fernando Miralles, campeón de España de oratoria, en uno de sus vídeos en YouTube. Analiza los fallos más habituales al hablar en público y explica cómo corregirlos con ajustes sencillos, sin forzar una personalidad que no es la tuya.

Los errores que debilitan tu forma de hablar

Miralles insiste en que muchos de estos errores aparecen juntos y se refuerzan entre sí, sobre todo cuando hay nervios.

1. Hablar demasiado rápido

Cuando los nervios aparecen, el cuerpo entra en modo prisa. Hablas más rápido de lo habitual sin darte cuenta, como si quisieras acabar cuanto antes. El problema es que esa velocidad se interpreta desde fuera como inseguridad. Da la sensación de que no estás cómodo con lo que dices o de que temes que te interrumpan.

Miralles explica que una persona con autoridad no tiene urgencia al hablar. Se toma su tiempo porque confía en su mensaje. Practicar una dicción más consciente ayuda a que el ritmo se regule solo cuando llega el momento real.

2. Justificarte constantemente

Pedir disculpas antes de empezar o explicar por qué algo no es perfecto no suele tener buenos efectos. Al justificarte, colocas el foco en tus supuestas carencias y no en el contenido que vas a transmitir.

Este hábito es muy común en personas preparadas que dudan de sí mismas. Recuerda que no tienes obligación de anticipar errores. Si algo no se menciona, el público rara vez lo percibe.

3. Terminar las frases en tono agudo

Cerrar las frases con entonación ascendente genera una sensación de duda, como si cada afirmación quedara en suspenso, esperando validación externa. Este recurso es útil para hacer preguntas, pero usado de forma continua debilita el discurso.

Cuando una idea se cierra con un tono más grave, el mensaje se percibe como firme y completo. No se trata de impostar la voz, sino de acompañar el fin de las frases con el tono.

4. Evitar la mirada

Desviar la mirada mientras hablas suele ser una reacción automática al nerviosismo. Mirar al suelo, al techo o a puntos aleatorios rompe la conexión con quien te escucha y transmite incomodidad.

Puedes apartar la mirada brevemente para pensar, pero volver a los ojos del interlocutor refuerza la confianza. La mirada es uno de los pilares de la autoridad silenciosa: si bien no se dice nada, se comunica mucho.

5. Moverte sin control

Balancearte, juguetear con las manos o cambiar de postura constantemente revela tensión. En cambio, una postura estable, con los pies bien apoyados y movimientos intencionados, transmite calma y control. No se trata de quedarse rígido, sino de evitar movimientos automáticos que delatan nervios.

6. Respirar mal al hablar

Hablar sin pausas y quedarte sin aire en mitad de una frase resta fuerza al discurso y distrae a quien escucha. Esa respiración entrecortada se interpreta como ansiedad. Introducir pequeñas pausas para respirar va a reforzar tu mensaje, ya que permite ordenar ideas y da tiempo al oyente para procesarlas.

7. Abusar de las muletillas

Las muletillas rellenan silencios que incomodan, pero acaban transmitiendo inseguridad y falta de claridad. Miralles recuerda que un segundo de silencio nunca es un problema. Al contrario, suele interpretarse como reflexión. Aprender a tolerar esos pequeños silencios hace que el discurso gane limpieza y autoridad.

Salir de la versión móvil