Ácido glicólico: qué es, propiedades y beneficios

Ácido glicólico:

El ácido glicólico se ha convertido en un ingrediente estrella en el mundo del cuidado de la piel, y no es para menos. Este alfa-hidroxiácido (AHA) de origen natural posee increíbles propiedades exfoliantes y rejuvenecedoras, capaces de transformar la textura y apariencia de la piel. 

Conocer sus propiedades y beneficios es de gran relevancia para aprovechar al máximo su potencial, pero también para utilizarlo de forma segura y responsable.  

En este artículo, te daremos las claves para integrarlo correctamente en tu rutina de cuidado facial, considerando las precauciones necesarias para minimizar el riesgo de efectos secundarios.

¿Qué es el ácido glicólico?

El ácido glicólico pertenece a la familia de los alfa-hidroxiácidos (AHAs), compuestos naturales presentes en frutas y plantas.  En el caso del ácido glicólico, su origen está en la caña de azúcar, de donde se extrae para su uso en cosmética y dermatología.

Su popularidad en la dermocosmética se debe a su pequeño tamaño molecular, lo que le permite penetrar fácilmente en la piel y actuar a diferentes niveles, brindando una amplia gama de beneficios.  

Dependiendo de la concentración utilizada, el ácido glicólico puede actuar como:

Propiedades del ácido glicólico

El ácido glicólico es ampliamente utilizado para la salud y belleza de la piel, así lo indica cierta investigación científica, quien destaca que “se aplica para el tratamiento estético y dermatológico en formulaciones antiarrugas (antienvejecimiento), exfoliantes químicos (peeling)”.

En adelante, mencionaremos las propiedades medicinales más destacadas de Ácido
Glicólico:

Beneficios del ácido glicólico para la salud

Según un estudio publicado en el International Journal of Dermatology, el ácido glicólico cuenta con propiedades hidratantes y antioxidantes, por lo que puede ser utilizado en el campo cosmético y dermatológico. De hecho, algunos estudios señalan potenciales beneficios frente al eczema, psoriasis y la piel áspera; por citar algunos ejemplos.

Exfoliación eficaz para una piel más suave y luminosa

El ácido glicólico, al ser un AHA, actúa debilitando los enlaces que mantienen unidas las células muertas de la capa superficial de la piel (estrato córneo). Esto permite una exfoliación suave y eficaz, revelando una piel más suave, lisa y luminosa. 

Un estudio in vitro publicado en el Journal of Cosmetic Dermatology encontró que el ácido glicólico en concentraciones del 10% mejoró significativamente la textura de la piel y redujo la aspereza en pacientes con acné. 

Reducción de arrugas y líneas de expresión

El ácido glicólico no solo exfolia, sino que también estimula la producción de colágeno y elastina, proteínas esenciales para mantener la piel firme y elástica. 

Un artículo publicado en la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética destaca que el uso regular de ácido glicólico al 15% reduce significativamente la aparición de arrugas y líneas finas en la piel. Su efecto es similar al del ácido ascórbico.

Mejora de la hiperpigmentación y manchas

La exfoliación promovida por el ácido glicólico ayuda a eliminar las células pigmentadas de la superficie,  atenuando manchas oscuras, hiperpigmentación postinflamatoria y  unificando el tono de la piel. 

Un estudio publicado en JCD (Journal of Cosmetic Dermatology) encontró que el ácido glicólico fue efectivo en la reducción de la hiperpigmentación en pacientes con melasma. 

El estudio observó una “mejora significativa en la apariencia de la PIH de la piel, la hiperpigmentación, la textura y la homogeneidad del tono a partir de la semana 4 y continuó hasta la semana 12”.

¿Cómo usar el ácido glicólico?

En adelante, daremos algunas recomendaciones sobre su uso correcto:

Precauciones y contraindicaciones

A fin de que puedas disfrutar de todo el potencial que ofrece el ácido glicólico, te señalamos algunas precauciones importantes:

Este componente químico de origen natural es un aliado para mantener una piel juvenil y radiante, pero debes usarla con precaución a fin de minimizar el riesgo de efectos secundarios.

Bibliografía

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