El tahini, que podría decirse que es algo así como el equivalente a la crema de cacahuete en EE.UU., también tiene múltiples beneficios, pero este es originario de la gastronomía árabe y está hecho a base de semillas de sésamo. Es fuente de minerales como el calcio, hierro, fósforo, magnesio, zinc y potasio, por lo que es muy recomendable para las personas que siguen una dieta vegana y vegetariana. Aunque se vende ya elaborado, es muy fácil de preparar. Te contamos cómo hacerlo, cuáles son sus beneficios y cómo introducir este alimento en las comidas para hacerlas aún más nutritivas.
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Propiedades del tahini
Como hemos dicho al principio, el tahini contiene muchos minerales y fibra, por lo que favorece al tránsito intestinal. También es rico en proteínas y en vitaminas como las del grupo B, que son las que contribuyen al metabolismo energético del cuerpo.

Bueno para los huesos y el colesterol
Gracias a su alto contenido en calcio se recomienda a las personas con problemas de huesos. También es beneficioso para reducir los niveles de colesterol, ya que contiene fitoesteroles. Estos son los factores alimentarios que reducen la absorción de colesterol del organismo.

Grasas saludables
Tiene un alto valor energético; sin embargo, sus grasas son saludables como las que se pueden encontrar en el aguacate. Aún así, en un ránking recientemente publicado sobre salsas y condimentos, el tahini se encuentra entre las primeras posiciones como las que menos engordan.

Modo de preparación
El tahini se puede preparar con la semilla de sésamo cruda o tostada, eso sí, las primeras aportarán un matiz amargo a la crema. En cualquier caso, ambas hay que pasarlas por un molinillo hasta conseguir polvo. Después, hay que añadir dos cucharadas de aceite de oliva extra virgen, una pizca de sal y tan simple como mezclarlo con la batidora hasta conseguir una textura muy suave.

El tahini habitualmente es utilizado para la elaboración del hummus, pero también se puede utilizar en múltiples platos tanto salados como dulces. Sirve como aderezo para ensaladas y cremas, y también para repostería.

Asimismo, se puede comer directamente untado en pan de pita o con verduras crudités.
