Agosto aprieta. El calor es una constante, las comidas pesadas desaparecen de los menús y el cuerpo pide a gritos hidratación, frescura y energía ligera. En este escenario, los smoothies se coronan como una de las opciones más apetecibles del verano. Coloridos, saciantes, nutritivos y muy fáciles de preparar, son el desayuno, la merienda o incluso la cena perfecta para quienes quieren cuidarse sin renunciar al placer.
Los smoothies —más densos y cremosos que un zumo, gracias a la fruta entera y otros ingredientes como yogur, leche vegetal o hielo— son mucho más que una moda: son una forma deliciosa de sumar frutas, verduras, proteínas y superalimentos al día a día sin esfuerzo, sobre todo en verano. Y en agosto, cuando el cuerpo pide frescor y el tiempo se diluye entre días de playa, tardes de piscina o escapadas improvisadas, tener una buena receta de smoothie a mano puede ser la diferencia entre un snack cualquiera y un momento de auténtico disfrute.
Aquí van cinco recetas de smoothies estivales para saborear agosto a sorbo limpio.
- Soy farmacéutica y hoy hablamos sobre el detox
- La bebida que Gwyneth Paltrow toma en ayunas para adelgazar
- Cómo hacer una rutina detox adecuada

‘Smoothie’ tropical energizante
Perfecto para arrancar el día con alegría (y vitamina C).
Ingredientes:
- 1 mango maduro
- 1/2 piña natural
- 1/2 plátano
- 200 ml de agua de coco
- Hielo al gusto
Cómo se hace: tritura todos los ingredientes en la batidora hasta conseguir una textura cremosa. El agua de coco le da un toque exótico e hidratante que lo convierte en el aliado perfecto tras una noche calurosa.
Tip: añade un poco de cúrcuma o jengibre fresco para un extra de propiedades antiinflamatorias.

‘Smoothie’ de frutos rojos y avena
Ideal para desayunar o merendar con sensación de saciedad sin pesadez.
Ingredientes:
- 1 taza de frutos rojos congelados (fresas, arándanos, frambuesas)
- 1/2 plátano
- 2 cucharadas de copos de avena
- 200 ml de leche vegetal (almendra, avena o coco)
- 1 cucharadita de semillas de chía
Cómo se hace: mezcla todo en la batidora durante al menos 30 segundos. Sirve frío y deja reposar 5 minutos para que la avena y la chía espesen ligeramente.
Perfecto para: llevar en un termo a la oficina, al gimnasio o a la playa.

‘Smoothie’ verde detox
Ligero, refrescante y lleno de micronutrientes. Ideal después de un día de excesos.
Ingredientes:
- 1/2 pepino
- 1/2 manzana verde
- Un puñado de espinacas frescas
- Zumo de 1/2 limón
- Unas hojas de menta
- 200 ml de agua fría o agua de coco
Cómo se hace: tritura todo en una batidora potente y añade hielo al gusto. Si lo prefieres más dulce, incorpora un dátil o un chorrito de miel.
Lo mejor: Sienta como un spa por dentro. Literalmente.

‘Smoothie’ cremoso de melocotón y yogur
Una opción suave y rica en proteínas, ideal para después de entrenar.
Ingredientes:
- 2 melocotones maduros pelados
- 1 yogur griego natural (o vegetal sin azúcar)
- 1 cucharadita de miel
- Un chorrito de leche de almendras
- Unas hojas de albahaca (sí, albahaca)
Cómo se hace: Bate todos los ingredientes hasta conseguir una mezcla sedosa. La albahaca aporta un aroma inesperado que combina sorprendentemente bien con el dulzor del melocotón.

‘Smoothie’ de sandía y lima
El más refrescante, ideal para combatir olas de calor y antojos dulces.
Ingredientes:
- 2 tazas de sandía sin pepitas
- Zumo de una lima
- Unas hojas de hierbabuena
- Hielo en abundancia
Cómo se hace: tritura la sandía con el zumo de lima y el hielo. Añade la hierbabuena al final y bate suavemente para conservar su aroma. Se bebe casi como un granizado, pero con todos los beneficios de la fruta fresca.
Extra: puedes añadir un toque de jengibre para un efecto digestivo y ligeramente picante.

El truco definitivo para que tu ‘smoothie’ siempre sea un éxito
La clave de los smoothies está en el equilibrio entre dulce, cremosidad y frescor. Para ello, ten siempre en el congelador plátanos pelados (dan textura), frutos rojos (aportan antioxidantes y color), y cubitos de leche vegetal o café congelado si quieres jugar con combinaciones más sofisticadas. Y no olvides probar antes de servir: ajusta con más líquido, un chorrito de limón o un toque de miel según tu gusto.