Desde que la idea del «Año Nuevo, vida nueva» empieza a marcar un nuevo rumbo a cada cambio de cifra en el calendario, nuestro principio de año empieza a sonar a: «este año dejo…», «este año empiezo…», «este año…» y sobre todo a «este año lo cumplo». Otro año más las ideas se acumulan en nuestra lista de propósitos hasta niveles en los que, cada diciembre, miramos el papel y a penas hemos logrado cumplir la mitad de los objetivos que nos marcamos. Pero, ¿por qué no somos capaces de llevar a cabo todos los propósitos que nos marcamos? ¿En qué estamos fallando?
Los cambios de ciclo son momentos que utilizamos para calendarizar el inicio de nuestros nuevos propósitos. La psicóloga Amparo Calandín habla precisamente en su blog de que «crearse expectativas o propósitos de año nuevo es un arma de doble filo». Precisamente advirtiendo sobre el peligro de las expectativas y de la creación de futuros distópicos, que producen una sensación de frustración cuando no llegamos a alcanzarlos.
En parte consecuencia de decisiones tomadas en base al momento anual y no al vital, es decir, a la fecha del calendario sin atender a nuestras necesidades o nuestra predisposición psicológica. Sobre el peligro de no ser consecuentes con el momento presente encontramos diversas filosofías y corrientes del pensamiento que han tratado, a través de las diferentes religiones y perspectivas, la idea de estar alineado con las decisiones que tomamos.
El arte de esperar al momento adecuado
La sociedad ha abordado desde perspectivas culturales cuestiones sociales que abordan la importancia de esperar al momento adecuado para tomar a cabo decisiones. Todos estos conceptos abrazan y construyen la idea de cultivar la paciencia, esperar el cambio sin apresurarse a él para poder tomar las mejores decisiones en el momento preciso.
En las culturas asiáticas taoístas encontramos el concepto Wu Wei, que supone un llamamiento a la «no acción». No desde el punto de la pasividad, sino enfocado a respetar el flujo natural de las cosas para fluir con nuestras decisiones. En la India, uno de los grandes conceptos que se han popularizado en los últimos años dado sus beneficios es el de mindfulness, referente a la capacidad de dejar fluir las cosas y evitar precipitarnos en las decisiones. Su origen se encuentra en el budismo y lleva asociado el concepto karmapa, que implica que cada acción tiene su tiempo.
Esta misma idea de fluir con las decisiones, pero asociada a los ciclos energéticos, la encontramos en la filosofía hindú y los Yugas. Este concepto trasladado a la vida cotidiana trabaja la necesidad de esperar el momento auspicioso, una idea reflejada en las prácticas astrológicas (muhurta) que indican cuándo es más propicio realizar ciertas acciones. Alejados de las culturas orientales, los estoicos, como Séneca y Marco Aurelio, originarios de Grecia y Roma, defienden el valor de la razón para sobrellevar el caos y priorizan la importancia de discernir el momento oportuno para actuar.
Cuatro claves para alcanzar los objetivos
-
Establece objetivos realistas
Debemos dejar atrás las listas interminables de objetivos. Está bien mantener la idea de que tenemos 12 meses y que debemos marcarnos objetivos pensando en esa temporalidad, pero tanta exigencia desde el principio puede llevarnos una mala pasada. Una de las psicólogas referentes a nivel nacional, Marian Rojas, explicaba a través de sus redes sociales la importancia de marcarnos pequeños propósitos para cumplir retos día a día.
-
Recapitula sobre el año anterior para poder focalizar en los puntos de cambio prioritarios
Lograr un cambio exitoso parte de eliminar conductas, pensamientos o hábitos tóxicos que entorpecieron que durante el año anterior llevásemos a cabo estos retos. Además de reforzar los positivos para ganar confianza y motivación diariamente. Por eso, otro de los consejos de Marian Rojas parte de hacerse la siguiente pregunta: «¿Qué emociones te gustaría experimentar más? Puede ser serenidad, alegría, conexión… ¿Qué momentos del año te han hecho sentir así?. ¿Qué cambios (pequeños y realistas) podrías hacer para acercarte a ese estado, para vivir más veces esa sensación?».
-
Cambia los conceptos en tu mente
La sugestión del lenguaje y la forma en que este influye en la toma de decisiones interfiere de forma directa en la actitud que adquirimos a la hora de afrontar nuestros propósitos. En esta línea, intenta no fijar una fecha límite o una meta, sino pequeños retos en el día a día que hagan más ameno el camino hasta alcanzar los objetivos fijados.
-
Planifica el cambio
Define un plan de acción realista, con objetivos alcanzables. En gran parte, calendarizar un plan puede ayudarnos a mantener pequeñas metas y perseguirlas a lo largo del tiempo. Llevar cierta organización sobre los propósitos que nos planteamos no solo ayuda a ver el progreso, sino que también nos ayuda a prevenir posibles obstáculos que podamos encontrarnos en el camino, como, por ejemplo, la falta de tiempo.