Cada 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo. Para situar su origen, debemos retroceder a 1986, cuando el psicólogo Kevin Zaborney, a raíz de sus investigaciones sobre los beneficios del abrazo en la salud mental, registró este día en el calendario para concienciar sobre su importancia. Lo cierto es que, más allá de un simple gesto, los abrazos son una poderosa herramienta de comunicación no verbal, capaz de proporcionar una gran cantidad de beneficios a nuestra salud mental. Por eso hoy recogemos todas las claves y los beneficios que puede proporcionar un abrazo en nuestro día a día.
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El abrazo constituye un acto aparentemente carente de importancia, pero cuya presencia es crucial para el estado de ánimo y la salud física de las personas. De hecho, hay abrazos en la historia que han marcado grandes hitos. Dentro de los clásicos, ¿Quién no se ha emocionado al ver el abrazo entre los protagonistas del Diario de Noa?
También la prensa tembló cuando vio el abrazo entre JLo y Ben Afflec en el año 2000, dando por iniciada una de las relaciones más seguidas de Hollywood. Y, para irnos a personalidades más recientes, todavía a día de hoy sigue resonando el impacto que creó la imagen del icónico abrazo entre Selena Gomez y Hailey Bieber, cerrando todas las fake news en torno a la enemistad de ambas celebrities. Independientemente del contexto, son muchos los significados que un mismo abrazo puede adoptar, demostrando la gran capacidad que esconde un simple gesto que pasa tan desapercibido en nuestro día a día.
Beneficios principales
Si hacemos el primer ejercicio de pensar cuándo nos abrazamos, siempre encontramos este acto ligado a momentos que llevan un trasfondo positivo. Bien sea para celebrar o para consolar, el abrazo es una de esas acciones que no requiere de grandes explicaciones para poder transmitir un mensaje a la persona que lo recibe. Es por ello que hay un gran campo de estudios a su alrededor. Y todos ellos han llevado a proporcionar una lista principal de beneficios, entre los que se encuentran:
- Mejora de la autoestima: al abrazarnos generamos vínculos más íntimos y cercanos con las personas de nuestro alrededor, lo que nos ayuda a incrementar la confianza y el autoestima.
- Mejora la productividad: la sensación de soledad se ha ligado con la pérdida de destrezas cognitivas, como la concentración, que influyen directamente el la productividad personal
- Regulación de los niveles de estrés y ansiedad: la expulsión de hormonas y la relación de los abrazos con la oxitocina y la serotonina ayudan a regular los niveles de estrés y el sistema nervioso de las personas
- Generar relaciones de confianza: el contacto físico nos ayuda a sentirnos más cerca de las personas que tenemos en nuestro alrededor y a establecer códigos de comunicación no verbal
- Mejora de la salud: la reducción del estrés ligada con los abrazos acarrea una reducción de la presión arterial, mejorando con ello la salud del sistema nervioso central
Mejora en la salud física y mental
Múltiples teorías avalan el efecto positivo que generan los abrazos sobre nuestra salud física y mental. Encontramos así estudios demuestran que el abrazo genera una reacción positiva en el organismo al generar una liberación de oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad. Además, también incrementa los niveles de serotonina en el cuerpo, un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo. Ambas actúan directamente controlando y reduciendo los niveles de cortisol, conocida como hormona del estrés.
Un adulto necesita unos cuatro abrazos diarios
Tiffany Martini Field es una de las grandes personalidades en estudios de este ámbito. Imparte clases de pediatría, psicología y psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami, además de ser directora del Instituto de Investigación del Tacto. Ambas posiciones la han llevado a desarrollar teorías acerca del contacto físico y sus beneficios para la salud física y mental, ayudando a reforzar el sistema inmunológico y reduciendo las enfermedades mentales.
En este sentido es igual de importante la cantidad que la calidad. En cuanto a cantidad, existen diferentes afirmaciones, aunque todas ellas se encuentran muy por encima de la media. Pese a que actualmente la media de abrazos se sitúa en 3 abrazos al día, entidades como El Advanced Telecommunications Research Institute International de Japón publicó en un estudio que un adulto necesita unos cuatro abrazos diarios. Una cifra que se queda baja teniendo en cuenta los doce abrazos al día entre los más pequeños que recomienda la entidad Free Hugs.
Con abrazos, nos relacionamos mejor
Siguiendo con los estudios, encontramos teorías que se centran en la necesidad de este estímulo desde la infancia. La principal es la Teoría del Apego, del psicólogo británico John Bowlby. A partir de sus estudios, demostró que en la infancia se encuentra la base para el correcto desarrollo emocional de una persona. En esta etapa, los abrazos ayudan a fomentar un apego seguro, que proporcionará más confianza y más facilidad para crear vínculos emocionales en la edad adulta.
Todo lo mencionado anteriormente produce una respuesta mental directa ayudando a reducir y controlar el estrés. Además, ligado al componente social expertos en la materia afirman que los abrazos pueden ayudar a aumentar la confianza en nuestro núcleo social, proporcionando con ello una sensación de relajación y seguridad que conduce directamente a un estado mental de calma. Con lo que podríamos afirmar que dar abrazos también está ligado al componente terapéutico en las personas.
Establecemos comunicación no verbal
Por último, La Teoría de la Comunicación No Verbal defiende que, cuando establecemos vínculos que no requieren de palabras, fortalecemos las conexiones interpersonales y reforzamos la confianza en la otra persona. Esto repercute directamente en nuestro comportamiento en sociedad, puesto que el abrazo adquiere connotaciones positivas al ser comprendido como signo de confianza y de recompensa.