Quien lo dice sabe de lo que habla. Es Javier García, uno de los mejores joyeros de España y experto en diamantes. «Que brille al máximo. Que sea puro. Que tenga un tamaño acorde a las demandas actuales». Estas son algunas de las claves que este maestro de la alta joyería y gemólogo nos explica para saber comprar diamantes. Son recomendaciones para tener en consideración antes de dar el paso de elegir un diamante.
«Es una inversión que se revaloriza a largo plazo, por eso es importante elegir bien», comenta García, quien reconoce entre bromas: «Algo sé del tema con más 45 años de oficio». Opina, en una entrevista para COOLthelifestyle, que es muy importante saber que un diamante es como un inmueble, con el paso de los años incrementa su valor. Por ello comprar diamantes es una apuesta segura.
Fabricar joyas y comprar y vender diamantes, sin duda, es su vida. «Es lo único que he hecho en mi vida», apostilla con modestia.
Tips para saber comprar
«Los solitarios es la joya que más se busca hoy en día, son piezas que están muy demandadas». Lo explica este gemólogo, especializado en diamantes, que ha estudiado cuatro años de carrera. Cuando alguien entra por la puerta de una joyería, advierte Javier García, antes de elegir un diamante lo que debe de hacer es «definir bien qué quiere comprar». Y añade que «es recomendable que los diamantes estén siempre certificados por un laboratorio belga o americano». También sugiere «que el comprador se asesore bien con el joyero porque comprar un diamante no es fácil y hay que informarse mucho antes de decidirse», avanza.
Peso
«Lo primero, sin duda, es saber qué se prioriza, si la calidad o el tamaño». «La unidad de peso de los diamantes son los quilates. Su origen es la semilla de un algarrobo que equivale a dos décimas de gramo. Sobre el peso de los brillantes, hay que decir que la subida de precio no es directamente proporcional al precio por quilates», «si un quilate vale mil euros , no significa que dos, valgan dos mil», explica. «Y se escribe Ct y no se escribe con K de kilo. Cuando escribes con K de kilo estás refiriéndote a un porcentaje de pureza del oro, que también se llaman kilates, por ejemplo: 18 kilates . Es una palabra que tiene doble sentido. Ahí está la diferencia entre la Ct y kt», precisa. Como propuesta para decidirse, dice que «entre 0,5 Ct. y 1 Ct. estaría bien», opina García. «El máximo sería 5 Ct, porque con más quilates, en su opinión, sería una pieza demasiado grande para lucirla a a diario», precisa.
Pureza y color
Hay también que tener en cuenta la pureza y el color. Se debe elegir la pureza de un mínimo del 50% al 100% puro y de color blanco, o blanco extra. El de mayor calidad es el diamante River D o E y con pureza VS,VVS, o IF que es el internamente puro. «Yo recomiendo elegir el 70% de ambas cosas, es decir, de la calidad de pureza y color, para que el precio no sea excesivamente alto. Es decir, que sea de un color y una pureza excepcional pero no el máximo, porque eso encarecería muchísimo la joya y tendría un precio desorbitado. Con que se compre color F, G o H y pureza VS 1 ó 2 con eso basta, así no sube demasiado de precio. Y además será más fácil revenderlo en un futuro», explica García.
Brillo
Importante también, el brillo. «Hay que elegir que no tenga mucha fluorescencia, que son partículas que vibran cuando incide la luz y eso hace que el brillo merme, porque interesa que brille mucho, que dé bien la cara, que esté bien pulido y para eso es mejor que tenga poca fluorescencia. Interesa que entre por los ojos y que tenga una buena dispersión, moderada, es decir, un juego de colores sutil con buenas proporciones. Que sea de fluorescencia nula o muy débil», explica.
Talla
Por último: una talla buena, que guarde proporciones idóneas y que la luz que entre por arriba recorra el interior del diamante y para eso necesita un ángulo concreto, para que la luz se refleje y no se refracte . «Tallar diamantes no es difícil cuando se sabe hacer, claro», comenta él, que ha tallado con sus propias manos cientos de diamantes. «Yo recomiendo talla brillante, la redonda, porque es la idónea para que el brillo del diamante sea 100 %; y como segunda opción la talla princesa, la cuadrada», puntualiza.
Una inversión
Javier García repite con frecuencia la idea de que un diamante es una inversión a largo plazo y que además se disfruta cada día y sube la autoestima. Cuenta que «los diamantes más caros» que él ha vendido en su larga vida profesional «costaron más de ciento y pico mil euros y fue a clientes de fuera de España», pero no desvela nada más.
Y añade que «en España hay demanda de brillantes de alrededor de 50.000 euros que se venden, pero no con mucha frecuencia; suelo vender 1 o 2 al año», añade. «El brillante de 1.000 hasta 10.000 euros montado como solitario clásico o dormilonas o medias alianzas, eso es lo que más se vende; se vende como el pan», afirma García. El anillo de pedida es su especialidad, pero su discreción no le permite dar más información.
Lleva más de 4 décadas rodeado de diamantes. Actualmente su trabajo consiste en conseguir los mejores diamantes y fabricar los diseños en su taller.
Viaja a Amberes, como poco una vez cada mes, a la Bolsa del diamante para comprarlos. «Allí se compran los mejores diamantes al por mayor y luego se montan de vuelta a España y finalmente se venden al público en las diferentes joyerías», concluye.