Relojes

Desnudando el tiempo, la belleza al descubierto de estos 5 relojes esqueleto

Foto: Vacheron Constantin

Los relojes esqueleto han despertado la imaginación de los maestros artesanos y cautivado a los amantes de la alta relojería. Estos modelos destacan por mostrar sus intrincados mecanismos internos, transformando una herramienta funcional en una obra de arte. Su origen se remonta al siglo XVIII, una época en la que el sector estaba experimentando avances significativos tanto en términos técnicos como estéticos. En este periodo nació el interés por la transparencia y la visibilidad de la mecánica y es cuando los relojeros comenzaron a crear esferas con aberturas, revelando su movimiento. Hoy en día su exposición es tan elaborada y estilizada que estéticamente es tremendamente atractiva. Descubrimos los últimos relojes esqueleto de máxima belleza artística y técnica. 

Foto: Vacheron Constantin

El arte de mostrar el movimiento del tiempo por Patek Philip

El verdadero encanto de los relojes esqueleto se encuentra en la habilidad del relojero para eliminar cuidadosamente partes de la esfera y la caja, revelando los delicados engranajes, resortes y ruedas que dan vida al movimiento del reloj.

Foto: Patek Philippe

Patek Philip lazó su primer reloj esqueleto en la década de los años 30. Conocido como Calatrava, marcó el comienzo de la tradición de la marca de crear relojes esqueleto exquisitos y altamente detallados. Su más reciente lanzamiento es este modelo en oro rosa. El calibre 240 extraplano de cuerda automática está íntegramente calado, decorado y grabado a mano en un trabajo que lleva más de 130 horas. 

Foto: Patek Philippe

La ingeniería transparente de Piaget

Piaget lanzó su primer reloj esqueleto en los años 70 demostrando su habilidad técnica en la creación de movimientos ultrafinos. Desde entonces, cada cierto tiempo, la marca presenta un nuevo modelo, el último es esta maravilla llamada Piaget Polo Emperador Skeleton con complicación tourbillon.

Foto: Piaget

La transparencia de los relojes esqueleto permite una visión clara del corazón del mecanismo, destacando la precisión y la meticulosidad que implica la fabricación de cada componente.

Foto: Piaget

Cada tornillo, rueda y puente se convierte en una obra de arte por derecho propio, mostrando la habilidad técnica y la atención al detalle de los relojeros.

Foto: Piaget

Estilo y elegancia del reloj esqueleto de Cartier

Cartier lanzó su primer reloj esqueleto en 2005, conocido como Santos Dumont Skeleton. Se trata de una versión esqueletizada del icónico modelo Santos Dumont, rindiendo homenaje al pionero aviador que lleva su nombre. Con una caja de platino y un  movimiento mecánico visible a través de su esfera transparente, el reloj captura la esencia de la elegancia.

Foto: Cartier

La última versión, lanzada este año, presenta una nueva complicación y un calibre totalmente inéditos.

Foto: Cartier

Además de su complejidad técnica, los relojes esqueleto también son reconocidos por su estilo distintivo. La fusión de la funcionalidad con la estética crea piezas que son igualmente adecuadas para ocasiones formales y para destacar en el día a día.

Foto: Cartier

El coleccionismo y exclusividad de Vacheron Constantin

Debido a su naturaleza artesanal y a menudo limitada producción, los relojes esqueleto son objetos de deseo para coleccionistas. La exclusividad de estas piezas, combinada con su atractivo visual y técnico, los convierte en inversiones apreciadas y símbolos de estatus.

Foto: Vacheron Constantin

El modelo Overseas Tourbillon de Vacheron Constantin es de titanio y alberga un movimiento esqueleto ultrafino de tan solo 5,65 mm de grosor, así como una jaula tourbillon inspirada en la cruz de malta.

Foto: Vacheron Constantin

El laberinto mecánico de Girard-Perregaux

En 1975, Girard-Perregaux presentó un modelo deportivo y original equipado con un bisel octogonal y una pulsera integrada. En 2017, el modelo Laureato inició una nueva andadura al convertirse en esqueleto. Deja entrever su calibre automático gracias a sus impresionantes componentes calados, todos ellos decorados a mano en un estilo original y contemporáneo. «Un viaje de descubrimiento al corazón de un laberinto mecánico que consta de 173 comoponentes, 25 rubiés incluidos», señala la propia marca.

Foto: Girard-Perregaux