No estaba en el campo. Tampoco marcó goles, pero Lionel Messi ha vuelto a ser el centro de todas las miradas, esta vez desde las gradas del Chase Stadium, durante el partido entre el Inter de Miami y el FC Cincinnati. Lo que llamó la atención no fue una jugada mágica, sino un objeto de pulsera: el Rolex Daytona referencia 126538TRO, apodado ya como Barbie por su estética en tonos rosa. Una pieza que, al igual que el propio Messi, no necesita presentación para marcar diferencias.
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La escena ocurrió después de que el astro argentino protagonizara un momento viral durante el concierto de Coldplay en Miami, cuando la kiss cam lo enfocó junto a Antonela Roccuzzo y Chris Martin, líder de la banda, le rindió homenaje en mitad del show: «El mejor deportista de todos los tiempos está aquí hoy».
Mejor deportista y con un reloj que otro gran deportista no tiene: Cristiano Ronaldo. Aunque, todo sea dicho, el portugués también es poseedor de grandes (y valiosas rarezas) Rolex, como el reloj con bisel arcoiris.
El lujo como narrativa silenciosa de Messi
El Rolex Daytona que llevaba Messi durante el partido entre el Inter de Miami y el FC Cincinnati no está a la venta. Al menos no para cualquiera. Ni aparece en el catálogo oficial de la marca suiza, ni puede adquirirse en boutiques de Rolex. Se trata de una pieza off-catalogue, pensada exclusivamente para coleccionistas VIP que no sólo pueden permitirse pagar una cifra que ronda ya los 900.000 €, sino que pertenecen a un micro círculo capaz de acceder a estos objetos a través de canales privados de la firma. No se compra. Se merece.
Me lleváis dando la vara con este reloj de Messi desde ayer. Pues bien:
– Un Rolex Daytona 126538TRO ‘Barbie’.
• Oro rosa de 18 kilates.
• 72 zafiros en total. 36 de ellos rosas alrededor de la caja más 11 en las señales horarias.
• Se puesieron sólo 10 unidades a la venta… pic.twitter.com/HtEVMzsHtQ
— Don Shelby (@DonShelby_) July 28, 2025
Con sólo diez unidades conocidas en circulación, este modelo destaca por su esfera rosa chicle, caja de oro amarillo de 18 quilates, 72 zafiros (36 de ellos formando un degradado alrededor del bisel) y diamantes en los índices horarios. Como broche final, una correa de piel de aligátor rosa que desafía cualquier código clásico de la relojería tradicional. Un manifiesto visual. Un gesto de poder.
Messi: deportista, inversor… y símbolo de estatus
Que Leo Messi lleve el Rolex Barbie no es casual. El argentino (que ha sabido diversificar su figura en los últimos años, entre inversiones inmobiliarias, barcos, clubes deportivos, e incluso una colección NFT) representa hoy mucho más que a un futbolista: es un embajador internacional de estilo de vida, una marca en sí mismo. Y como toda gran marca, cuida cada detalle de su narrativa visual.
En un contexto donde el lujo se vuelve cada vez más silencioso, simbólico y relacional, los objetos que no se pueden comprar (ni siquiera con dinero) son los que más valor tienen. Messi no sólo luce un reloj, envía un mensaje. Uno que dice: estoy en otro nivel. No hay etiquetas visibles, no hay campañas de publicidad: solo un guiño para quienes saben mirar.
De las muñecas más selectas
Antes de Messi, el Rolex Daytona Barbie sólo se había visto en la muñeca del actor Mark Wahlberg, otro coleccionista empedernido de relojería de élite. Que ahora lo lleve el futbolista más influyente del mundo confirma su estatus como icono: deportivo, financiero y cultural.

Rolex nunca lo dirá abiertamente. Pero detrás de cada muñeca selecta hay una estrategia silenciosa. La firma suiza, célebre por su hermetismo, ha convertido el off-catalogue en un arma de deseo: si no puedes pedirlo, si no puedes siquiera soñar con tenerlo, sólo puedes admirarlo en quienes lo portan. Así es como, hablando con los fundadores de Del Páramo, expertos en joyas vintage, nos dijeron que si alguna vez quieres comprar un reloj, que sea de los 80 y con cristal de zafiro.