Cuando la industria del motor hace magia, es porque supera los límites de la racionalidad y hace posible lo imposible. Hablamos de Praga Bohema, un superdeportivo procedente de la República Checa y fabricado por Praga Cars, una empresa con más de un siglo de vida, aunque llevaba un tiempo sin dar señales de vidas. Y ya entendemos por qué… Estaban volcados al 100% en este cuatro ruedas que presume de una potencia de 710 CV, una aceleración de 0 a 100 Km/h en 2,3 segundos y tiene una velocidad punta de 299 Km/h. ¿Estéticamente? Es una auténtica fantasía, pues rinde tributo al deportivo que ganó ‘Las 1.000 millas de Checoslovaquia’ en 1993.
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Una máquina de la velocidad
El Bohema Praga tiene mucha influencia de la competición, aunque también se puede conducir en carretera. Su aerodinámico diseño, su motor central y que sea de fibra de carbono, convierten a este biplaza en una máquina de la velocidad.
Minimalismo y ligereza
Los asientos de competición, así como el diseño interior, es minimalista. Cuenta con tecnología de última generación y, como detalle único, el volante va equipado con una pantalla desde donde controlar prácticamente todas las prestaciones del coche.
El objetivo de toda esta optimización del espacio es reducir al máximo los elementos para hacer el vehículo lo más ligero posible. ¡Tan solo pesa 982 kg!
710 CV de potencia
Va equipado con un motor V6 biturbo de 3,8 litros del mítico Nissan GT-R colocado en posición central y dotado de notables mejoras que lo hacen más potente. Litchfield Egineering ha sido el encargado de modificar el motor para que este alcance los 710 CV y que el coche acelere en 2,3 segundos de 0 a 100 km/h.
Posee una suspensión independiente con llantas de bloqueo central, las delanteras son de 18 pulgadas y las traseras son de 19 pulgadas.
Edición limitada
Praga Bohema es de edición limitada, pues tan solo se van a fabricar 89 vehículos en el mundo, los diez primeros ya se han entregado a sus propietarios. Su precio asciende a 1,28 millones de euros (impuestos no incluidos). El piloto francés Romain Grosjean asegura que conducir el Bohema es una experiencia como ninguna otra: «No recuerdo haber conducido un coche legal de carretera tan parecido a un automóvil de carrera; por no hablar de su aspecto que es precioso».