El concepto Targa no es ni un cabriolet ni un coupé; tampoco un descapotable de techo duro ni una berlina. Era algo completamente nuevo: el primer cabriolet seguro del mundo, para entonces todo una novedad y sobre todo en el mundo de la competición, donde los vuelcos en las carreras, lo normal era que acabasen en tragedia. El concepto Targa fue la señal de inicio de una experiencia de conducción Porsche absolutamente distinta y sería integrado, no solo en todas las generaciones futuras del 911, sino también en modelos como el 914 o el Carrera GT. Hoy en COOLthelifestyle hemos contado con la ayuda de Rafael Chelala, experto en motor, para desgranar al detalle la historia del Porsche 911 Targa.
A la hora de decidir sobre el nombre del modelo, se acudió al mundo de la competición y a las carreras, donde Porsche había logrado grandes éxitos. Rápidamente salió la ‘Targa Florio’, prueba por carreteras sicilianas en la que la marca obtuvo memorables resultados desde mediados de los cincuenta en adelante, en un territorio, por cierto, hostil para una marca germana.
Durante un corto espacio de tiempo, se discutió sobre la denominación ‘911 Flori’, hasta que el responsable Nacional de Ventas, Harald Wagner, dio con la respuesta cuando preguntó: “¿Por qué no lo llamamos simplemente ‘Targa’?”. El término italiano también significa ‘número de matrícula’, y la leyenda dice que solo se dio luz verde a este nombre cuando se estaba trabajando en los catálogos de producción.
El Porsche 911 Targa se presentó en el Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort de 1965. No dejaba de ser una buena solución para Porsche también en términos económicos, ya que se conseguía una versión de techo abierto reduciendo exponencialmente el coste de darle rigidez a modelos convertibles, y realmente era mucho más rígido su chasis.
Además, con el nuevo concepto, Porsche respondía al incremento de los requisitos de seguridad que se imponían en el mercado americano para los descapotables y, con ello, contrarrestar las voces que pedían la prohibición de este tipo de coches en Estados Unidos. La apuesta era ganadora: un ‘cabrio seguro’ y que ahorraría costes de producción a la marca: techo desmontable, arco central de seguridad y una ventana trasera de plástico que se podría eliminar completamente, dando distintas opciones de conducción y abriendo también a la internacionalización, mientras que otras marcas centraban sus esfuerzos en mercados concretos, como ocurría por ejemplo con gran parte de los británicos. El Targa se puso a la venta en enero de 1967 y fue un rotundo éxito comercial para la marca.
Desde finales del verano de 1967, los Targa también podían encargarse con la opción de una ventana trasera fija y calefactable hecha con un cristal de seguridad, en lugar de la plegable de plástico. Esta solución pasó a formar parte del equipamiento de serie solo un año más tarde y se mantuvo sin cambios como un elemento del Targa prácticamente hasta 1993.
El Targa también continuó siendo un producto en toda la gama de la segunda generación del 911, la serie G, fabricada a partir de finales de verano de 1973. Por primera vez, la carrocería del 911 fue modificada sustancialmente y empezó a llevar nuevos paragolpes con dispositivos de absorción en los costados, en línea con las recientes exigencias de la legislación estadounidense. Debían de ser capaces de absorber impactos de baja velocidad sin que se produjeran daños en la carrocería. A diferencia de otras marcas, como Mercedes o BMW, no se hicieron parachoques y faros específicos para las versiones USA, por lo que los ‘fuelles’ han pasado a ser un símbolo distintivo de este precioso modelo de 911.
A principios de otoño de 1988, Porsche lanzó el primer 911 con tracción integral, el 911 Carrera 4 964, con el que llegaba la tercera generación del icónico deportivo de Zuffenhausen. Porsche mantuvo la forma clásica de la carrocería del 911, pero más del 85 % de las piezas eran de nuevo diseño. Solo un año después, se ofreció la variante tradicional de dos ruedas motrices, el 911 Carrera 2, y también se podían pedir ya los tres tipos de carrocería: Coupé, Cabriolet y Targa.
La cuarta generación del 911, el 993, se lanzó en otoño de 1993 en combinación con una carrocería de nuevo diseño. Además de un buen número de mejoras en el motor y el chasis, la generación 993 llevó la idea Targa por una dirección completamente nueva, sin la clásica barra antivuelco.
Ofrecía por primera vez, el placer de conducir a cielo descubierto sin cambiar apenas la típica línea de techo del 911 coupé, pero por otro lado sin la diferenciación estética que se retomaría más adelante con acierto de estas versiones más exclusivas.
En 1997, Porsche presentó la quinta generación del 911 con el Carrera 996. Junto al Coupé y al Cabriolet, el Targa estuvo disponible desde diciembre de 2001. El nuevo Targa conservaba parte de la filosofía de la solución aportada por el 993 con ahora un techo mucho más panorámico. También fue el primer 911 en llevar un cristal trasero que podía abrirse para facilitar la carga de las prácticamente inútiles plazas traseras, ahora abatibles. Por ejemplo y sobre todo, para introducir cómodamente bolsas de palos de golf.
El 996 supuso en general un punto de inflexión en la marca. En relación a su versión Targa ,seguramente la que más sentido tenía en este controvertido modelo que mantuvo prácticamente la misma solución para la siguiente serie 997, lanzada en 2006 que abundaba en la practicidad de la utilización de las plazas traseras, pero que camuflaba la versión estéticamente para inexpertos si no fuese por la leyenda trasera.
El 991, que es la siguiente versión, sí que vuelve a ser un Targa claramente diferenciado y con una estética que fusiona el clasicismo y la modernidad. Se podría volver a apreciar desde lejos que se trataba de esta versión, y se recuperaba la imagen de barra antivuelco con un grueso arco central generalmente con un color diferenciado al del resto de la carrocería, y con un cristal trasero de línea clásica. Se vuelve a la tradición de la marca con un producto muy cuidado, y con una enorme gama de versiones bajo esta configuración. Además de que tanto en esta versión como en la actual 992 se devuelve al 911 a los más alto, con un esfuerzo de inversión en ingeniería en la versión Targa que en épocas anteriores no hubiese sido posible para la marca.
En definitiva, el icónico 911 que estuvo apunto de extinguirse por considerarse un modelo dado obsoleto, ha mantenido a través de sus versiones Targa la magia con distintas soluciones técnicas y estéticas, adaptadas en gran medida a la capacidad económica del fabricante en cada momento. Un producto en definitiva único y que competidores como Corvette han emulado con sus versiones coupé de techos desmontables.
Versiones que se quedaron por el camino en Porsche y a las que nos gustaría hacer un guiño: El 924 Targa en los años 70 con un precioso diseño que no salió a la luz precisamente por centrarse entonces los esfuerzos en salvar el 911.
O el espectacular prototipo de 928 S4 cabrio de diseño espectacular porque éste había sido diseñado como el sucesor del 911 y sin duda hubiese tenido su versión Targa.
En definitiva, el 911 no deja de ser un superviviente con una filosofía única que ha requerido ingeniería a raudales para disfrutar de una inversión exclusiva y en su versión Targa una opción atractiva y para los más puristas.
