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‘MV Agusta, Gijón y la excelencia’, por Rafael Chelala

F4 'Ago'
F4 'Ago' / Foto: Rafael Chelala
  • Rafael Chelala
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Hace no mucho, coincidí en uno de esos pueblos manchegos de la Orden de Calatrava, que dan nombre al icónico reloj suizo, con un grupo de moteros de excursión de fin de semana. Antes, los grupos de motoristas eran más homogéneos. Eran tribus alrededor de una marca, y era raro que se juntasen unos con otros. Hasta no se saludaban si las discrepancias de gustos eran muy significativas. Era como mezclar en un concierto punk y heavy, el tema no iba a acabar bien. Hoy, como en los festivales musicales, hay mezcla, y eso es lo que pasaba en esta excursión. Las motos eran todas deportivas, pero muy distintas. Entre ellas una MV Agusta que me gustó, y que inspira este artículo. Los motoristas estaban haciendo una parada en un bar del pueblo, con tapeo y cañas, por supuesto ‘sin alcohol’. Les pregunté que de quién era esa bonita brutale y uno de ellos me contestó que era suya. Yo recordaba que de la legendaria marca italiana se hizo cargo Harley Davidson en un momento dado, y le pregunté quién la producía ahora, sin que me pudiese dar una respuesta. De hecho, él desconocía la aventura americana en la que Harley también adquirió Buell, para el excepcional portfolio de Milwaukee.

Pues con este encuentro casual, tocaba entrar más a fondo en la historia de la marca que hace uno de los productos más exclusivos en el mundo de las motocicletas, y claro, como con todas estas marcas hay mucha historia detrás, y esta vez muy cercana a España.

‘MV’ Agusta, Meccanica Verghera S.p.a., se creó al final de la Segunda Guerra Mundial por los cuatro hermanos Agusta. La intención era salvar la empresa de aviación Agusta que había sido concebida en 1923 por el Conde Giovanni Agusta. Es un caso muy parecido al de Enrico Piaggio con sus Vespas, la idea de las empresas italianas era continuar produciendo medios de transporte ligeros y así no cerrar sus factorías, y sobre todo, evitar el despido de sus trabajadores. En el caso de Agusta, destacaron por la producción de helicópteros, y de esto viene que su logo actual mantenga dos aspas azules.

MV Agusta en España

La historia de la marca, se traslada a España, en esa relación hispano italiana de desarrollo industrial en postguerras, como pasó en el automóvil entre Fiat y Seat. Así como ejemplo, en el mundo de las motocicletas Moto Guzzi fabricó en Sevilla bajo la licencia y marca Moto Guzzi Hispania y el impulso siempre emprendedor de D. Idelfonso Fierro.

En el caso de MV Agusta, un vasco de nacimiento, pero asturiano de origen, D. Alfredo Avello Menéndez, crea en 1940 la compañía Avello y Cía. de Ingeniería, S.L., originariamente para la fabricación de máquinas y herramientas, y que se establece en la ciudad de Gijón. El ingeniero español había desarrollado una excelente relación con el Comendatore Doménico que estaba al frente de la compañía italiana, y que participó accionarialmente en el negocio español a través del que se transformó en su gran amigo de confianza además de socio. Hay que pensar que, en aquel momento, la industria de la automoción italiana desplegaba su esplendor en un lobby en el que además de Piaggio estaban otros grandes como Enzo Ferrari o Gianni Agnelli, los cuales desarrollaban la industria más exquisita en el norte de Italia. Llegar a ellos no era algo fácil, había que demostrar mucho.

El Comendatore Doménico Augusta charlando en Italia con D. Alfredo Avello Menéndez. Acompañado del asturiano Alejandro Felgueroso.
El Comendatore Doménico Agusta charlando con D. Alfredo Avello / Foto: Familia Avello

Pero Avello lo consiguió y una década después el fabricante español de maquinaria se transforma en Avello, S.A. y comienza la fabricación bajo licencia de la italiana de las MV Avello en la fábrica de Gijón, que también más adelante producirá modelos de la marca Puch, de origen austriaco, y niponas, Suzuki. Con ello, en la década de los cincuenta se produjo una destacable industrialización de la ciudad, que lamentablemente con el tiempo ha sido poco reconocida, para los que remaron siempre río arriba contra todo tipo de adversidades, lo que desgraciadamente ocurre con tanta frecuencia en España. Por mi parte, este modestísimo homenaje.

A diferencia del concepto actual de la marca, las españolas se trataban entonces de motos populares y sencillas, pero de extraordinaria calidad mecánica. Con nombres de ríos asturianos en reconocimiento a esa región donde se producía. De hecho, el modelo ciclomotor que originalmente se denominaba ‘Germano’ en Italia, en España se llamaba ‘Piles’, por el pequeño río de apenas una decena de kilómetros que desemboca en la Playa de San Lorenzo de Gijón. También se produciría una moto de 125 cc. denominada ‘Sella’ y otra de 175 cc., la ‘Narcea’, bajo la marca española MV Avello fruto del acuerdo.

Anuncio publicitario de la MV Avello Sella, de producción asturiana
Anuncio publicitario de la MV Avello Sella, de producción asturiana

MV Agusta y su afán de supervivencia

La marca italiana ha mantenido siempre una lucha por evitar su extinción llegando a acumular importantes deudas por negarse a cambiar el enfoque de sus productos. Ha tenido como dueños o accionistas entre otros a Cagiva, la mencionada Harley Davidson, o los alemanes de AMG, incompatibles desde que entraron en la aventura. Claudio Castiglioni, dueño de Cagiva, del que procede el nombre de la marca ‘Castiglioni Giovanni Varese’, consigue recomprar Agusta y ponerla de nuevo en manos de la familia italiana, desarrollando como apuesta arriesgada en su nueva etapa, y en contra de lo que se vendía en el mercado, un motor tricilíndrico. Se presenta en el año 2010 la MV Agusta F3 que pretende ser la salvación de la marca.

 

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Lo que nunca cambió en Agusta es la filosofía de extraordinaria calidad donde el precio de venta nunca lo ha marcado el mercado, sino que la repercusión al cliente del coste de la tecnología de competición llevada a la producción de calle, los mejores componentes siempre están presentes. Y es que en la competición Giacomo Agostino (‘Ago’), ganó 311 carreras con MV Agusta y fue campeón del mundo de velocidad en 15 ocasiones, ¿Cómo se podía perder todo este legado? La F3 de la que he hablado más arriba, es una evolución de la F4, ésta una tetra cilíndrica, con un motor desarrollado en gran parte por Ferrari muy costoso de construir. Elementos como las válvulas radiales o el cigüeñal contrarrotante son exclusivos de la alta competición que sitúan al fabricante en otro nivel y con ciertos paralelismos con Ducati, tanto empresariales como filosóficos. La F3 fue un proyecto consecuencia de las malas ventas que había tenido la F4 y la Brutale. Fue Giovanni Castiglioni el que convence a su padre Claudio para la producción de esta motocicleta de tres cilindros, de hecho, la marca lo había hecho antes, motos de tres cilindros en los setenta. Con ello, se genera una moto arriesgada en su desarrollo manteniendo la mejor tecnología GP. Con unos costes más asequibles, el motor además sería más liviano y con mejores bajos. El apoyo financiero vino de su amigo el ruso Timur Sardarov,  que acabará por adquirir la marca y sanear sus históricas deudas, el proyecto fue
un éxito de continuidad hasta nuestros días.

 

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La exclusividad de MV Agusta

Las MV Agusta no pasan desapercibidas, de ello no solo sus componentes son de excepcional calidad, sino que también el haber contado con el mejor diseñador de motos de la historia, Massimo Tamburini, creador también de otras míticas como la Ducati Paso, y a quien la marca rendirá un homenaje tras su muerte con una espectacular MV Agusta F43 Tributo, porque la marca siempre honró a los grandes.

Superveloce
Superveloce / Foto: Rafael Chelala

Aterrizando en productos actuales y sin olvidar iconos y las espectaculares naked Brutale, encuentro mi equilibrio en la Superveloce porque integra la historia de la marca en un producto neoclásico y equilibrado con una cilindrada de 800 y el mencionado motor tricilíndrico de la F3. Considero que si hay presupuesto, hay que irse a alguna de las ediciones limitadas como la Alpine en reconocimiento a los franceses, o a la ‘Ago’, si es que quedasen unidades disponibles. Pero aquí, todo es bueno y todo es historia, de las que me gustan de verdad.

Foto: Rafael Chelala
Foto: Rafael Chelala