¿Un viaje de Nueva York a Londres en menos de sesenta minutos? Elon Musk vuelve a desafiar los límites de la física con una idea que suena a ciencia ficción, pero que, como tantas otras veces, podría marcar un antes y un después en la historia del transporte. Su nuevo sueño: un tren supersónico bajo el océano Atlántico, impulsado por levitación magnética y tecnología Hyperloop.
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El proyecto, que retoma la obsesión del magnate por los viajes a velocidad del sonido, contempla la construcción de un túnel submarino que uniría ambas capitales a 4.800 kilómetros por hora. Una cifra que haría palidecer incluso al mítico Concorde, aquel avión franco-británico que en los años 70 redujo el trayecto entre París y Nueva York a poco más de tres horas y que ahora la NASA quiere resucitar en modo silencioso. Lo que entonces fue el epítome del lujo y la velocidad, hoy suena casi prehistórico frente al delirio de Musk.
Elon Musk no se cansa de jugar con la frontera entre lo imposible y lo inevitable. En 2013 presentó Hyperloop, un sistema de transporte de cápsulas al vacío capaz de alcanzar velocidades supersónicas. La idea inicial era conectar Los Ángeles con San Francisco en apenas 35 minutos, frente a las seis horas actuales en coche. Diez años después, los avances son mínimos, pero el concepto sigue vivo en la cabeza del fundador de Tesla y SpaceX.
No crosswalk? No problem!
TBC completed a 500 ft pedestrian tunnel connecting @SpaceX to @HyperloopPlaza in Bastrop, Texas. The tunnel provides a faster and safer alternative for pedestrians to cross the heavily trafficked FM1209. pic.twitter.com/YwLcYaS65c
— The Boring Company (@boringcompany) September 19, 2025
Ahora, en lugar de atravesar desiertos californianos, Musk mira hacia el fondo del océano. Un túnel sellado, de miles de kilómetros, donde los trenes magnéticos flotan sin fricción alguna. El problema, sin embargo, es más geológico que tecnológico: entre América y Europa se extiende una enorme cordillera volcánica, la dorsal mesoatlántica, un obstáculo tan colosal que ni siquiera los más ambiciosos modelos de ingeniería se atreven a esquivar con facilidad.
La nueva ‘Carrera del Atlántico’
La propuesta recuerda, en espíritu, a otra hazaña que también pareció imposible: el primer cable telegráfico transatlántico del siglo XIX. En 1858, tras varios intentos fallidos, un grupo de ingenieros logró tender una línea que unía Irlanda con Terranova. Aquella proeza redujo de diez días a diez minutos el tiempo necesario para enviar un mensaje entre ambos continentes.
Musk pretende algo similar, pero a escala del siglo XXI. Su sueño no es conectar voces, sino cuerpos, ideas y economías en tiempo real. Si lo logra (si alguna vez llega a construirse ese túnel imposible), arrancará una nueva revolución tecnológica.

Entre la genialidad y la megalomanía de Elon Musk
Colonizar Marte, crear una red de satélites para cubrir todo el planeta con internet, o construir túneles bajo el mar con The Boring Company, empresa también de Musk y que al parecer se hará cargo del proyecto por 19.000 millones de euros. The Boring Company es una empresa de infraestructura y construcción de túneles que Elon Musk fundó en 2017 para aliviar la congestión vehicular mediante la creación de sistemas de transporte subterráneo. Entre sus proyectos está Vegas Loop
Su nuevo tren transatlántico parece seguir la misma lógica: si el cielo pertenece ya a los aviones y el espacio a los cohetes, el siguiente territorio que conquistar está bajo nuestros pies.

Mantener un vacío perfecto a lo largo de miles de kilómetros bajo el mar, garantizar la seguridad de los pasajeros y construir una infraestructura semejante convertirían este proyecto en la obra más costosa y compleja de la historia de la humanidad. Aunque hoy su tren submarino suene a locura, también lo parecía el vuelo del Concorde antes de 1969… o el primer mensaje telegráfico cruzando el Atlántico en 1858…
