Hay rincones en el mundo donde perderse cobra un nuevo significado. Lugares extraordinarios que deberíamos visitar, por lo menos, una vez en la vida. Parajes que una vez conozcamos, no podremos olvidar. Hoy hablamos de la Capadocia, uno de los destinos más populares y mágicos de Turquía, y de Europa. Un nuevo must en tu agenda de viajes. Acompáñanos en este recorrido inspirador para conocer la joya de la península de Anatolia.
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Capadocia, un lugar único
A una hora de Estambul en avión se encuentra Capadocia, en el corazón de la península de Anatolia. Formada por valles y caprichosas rocas, la ciudad de Capadocia enamora no solo por su paisaje salido de un cuento, moldeado por el viento y la lluvia a lo largo de los años, sino también por lo que no vemos a simple vista: misteriosas ciudades subterráneas nos sorprenden a cada paso.
Capadocia en 3 perfiles
Volar en globo al amanecer, un sueño hecho realidad
Cada mañana antes del amanecer, unos 150 globos aerostáticos se levantan en quietud para surcar los aires, añadiendo un mayor atractivo si cabe al increíble paisaje. Mucha gente los contempla desde los pueblos de la región, sobre todo desde Göreme y Uchisar. Los más atrevidos viven la experiencia en primera persona. Desde las alturas, las caprichosas formaciones rocosas y sus pináculos quitan el aliento.
Impresionantes formaciones de espirales que varían desde la altura de una persona hasta los 40 metros.
Estas chimeneas se forman cuando gruesas capas de roca blanda se cubren con una fina capa de roca. Entonces, la roca blanda erosiona las grietas de la capa dura. A medida que se profundizan las grietas, las chimeneas crean esbeltas siluetas.
Podemos encontrarlas en varias partes del mundo, pero solo en Capadocia se han convertido muchas de ellas en casas, iglesias y establos. Este toque humano comenzó por necesidad cuando los primeros cristianos en el período romano buscaban refugio y al llegar a Capadocia descubrieron la maleabilidad de las rocas y comenzaron a tallar en ellas.
Atraen a viajeros de todo el mundo y muchas de ellas se han convertido a día de hoy en museos y hoteles.
Visitar las ciudades subterráneas
Capadocia fue formado por las erosiones y los movimientos del viento y de la lluvia hace miles de años sobre las formaciones rocosas, originadas millones de años atrás por la erupción de dos volcanes. Esta tierra compuesta de lava, cenizas y barro, permitió a sus habitantes excavar en la roca blanda cuevas artificiales a modo de refugio contra invasores y contra las inclemencias del tiempo.
Las huellas de asentamientos culturales que encontramos en Capadocia se remontan a principios del siglo IV d. C. Por ella han pasado numerosas y diversas civilizaciones; asirios, mongoles, persas, sirios, kurdos, armenios, griegos, romanos, turcos… A día de hoy, gran parte de estos asentamientos dan cobijo a millones de viajeros de todo el mundo.
No estamos hablando de simples cuevas, son ciudades enteras surgidas y creadas de la roca, un total de 36 ciudades. Algunas de ellas disponían de una fuente subterránea de agua, orificios de ventilación y la posibilidad de almacenar alimentos y ganado, lo que permitía a sus habitantes permanecer ocultos en la ciudad subterránea durante muchos meses. De la misma manera, a lo largo del tiempo, los cristianos también buscaron refugio y soledad en sus túneles y empezaron a multiplicarse las ermitas, iglesias y monasterios excavados en las caprichosas rocas de Capadocia.
Hoy en día, Capadocia forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1985.