La edición internacional de Forbes ha nombrado a Marqués de Murrieta como la mejor bodega de Europa y la tercera mejor del mundo en su prestigioso ranking The World’s 50 Best Wineries 2025. Un reconocimiento que consolida a esta histórica casa riojana en la élite mundial del vino y que premia décadas (e incluso siglos) de compromiso con la calidad, la innovación y la excelencia enoturística.
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Para elaborar la clasificación, la revista ha analizado parámetros como el prestigio internacional de sus vinos, su relevancia histórica, la calidad de su experiencia de visita, las puntuaciones de la crítica y el índice de satisfacción de los visitantes en plataformas como Tripadvisor o Google. También ha evaluado su compromiso medioambiental y social, valorando certificaciones y políticas de sostenibilidad.
«Este extraordinario reconocimiento nos llena de orgullo y refuerza nuestro compromiso con la excelencia», explica Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, presidente de Marqués de Murrieta. «Ser considerados una de las mejores bodegas del planeta es un honor que compartimos con todos los que forman parte de nuestra historia. Seguiremos trabajando con responsabilidad y tesón intentando llevar el nombre de Rioja y de España a lo más alto».
Añade, además: «Recibimos esta noticia con inmensa alegría y humildad, reafirmando nuestra convicción de que España es el hogar de algunos de los mejores vinos del mundo».

Este galardón nos lleva inevitablemente a recordar nuestra visita a Finca Ygay y nuestra conversación con Dalmau y con María Vargas, directora técnica y elegida mejor enóloga del mundo por Wine & Spirits Awards. Una experiencia que permite comprender por qué esta bodega es hoy un referente absoluto en el escenario internacional.
Un equilibrio perfecto entre tradición e innovación
«Este reconocimiento puede considerarse como muestra de que vamos por el camino correcto, pero debemos seguir trabajando sin descanso»
Los viñedos de Marqués de Murrieta nacen en Finca Ygay, 300 hectáreas al sur de la Rioja Alta que abrazan el icónico Castillo de Ygay y la espectacular bodega técnica inaugurada recientemente. Un paisaje capaz de trasladarte al pasado sin renunciar al futuro.
El jurado de la Red Mundial de Grandes Capitales del Vino definió su propuesta como «el ejemplo perfecto de equilibrio entre respeto por la tradición y continua innovación», una filosofía que se respira en cada rincón de la finca.
«Que nos sitúen como mejor bodega del mundo es algo abrumador», nos confesaba Dalmau durante aquella visita. «Este reconocimiento puede considerarse como muestra de que vamos por el camino correcto, pero debemos seguir trabajando sin descanso, intentando mejorar cada día».

Enoturismo elevado con alta gastronomía
«Desde el primer momento en que nuestros visitantes llegan a la bodega perciben el carácter de un proyecto de 170 años»
La apuesta enoturística de Marqués de Murrieta no deja lugar a dudas: aquí todo se vive con intensidad, precisión y estética.
«Desde el primer momento en que nuestros visitantes llegan a la bodega perciben el carácter de un proyecto de 170 años», explicaba Dalmau. «Comienzan por la espectacular vista de nuestros edificios, la carta de presentación de un gran viaje del Rioja».
El recorrido culmina en una experiencia gastronómica firmada por el chef Mariano Pascual, que armoniza platos de alta cocina con etiquetas como Capellanía Reserva, Castillo Ygay Gran Reserva Especial o Dalmau Reserva.

La importancia del terroir: la esencia de Ygay
«Tenemos una maquinaria de inteligencia artificial que fotografía cada grano para destinar el perfecto a cada vino»
Para comprender vinos icónicos como Castillo Ygay /premiado como mejor vino del mundo) o Capellanía, hay que pisar las 30 parcelas diferenciadas de Finca Ygay. Suelos, orientación, aireación, altitud… un puzle natural que define la personalidad de sus vinos.
La directora técnica de la bodega, María Vargas, nos explicaba durante la visita: «Lo primero que hicimos para dar identidad a nuestros vinos fue crear dos naves de elaboración: una para Marqués de Murrieta y otra para los vinos de finca»
La innovación es clave: «Tenemos una maquinaria de inteligencia artificial que fotografía cada grano para destinar el perfecto a cada vino», nos decía.
Todo está pensado (y seleccionado) con una precisión casi quirúrgica.
Su objetivo enológico es claro: «Buscamos una nariz más limpia, compleja y especiada, y una boca que acompañe a esa nariz».

Un museo-bodega único en Europa
«Ese viaje al pasado, a los orígenes, es algo que no se puede encontrar en prácticamente ninguna bodega»
Otro de los puntos culminantes de la visita es su impresionante museo, ubicado en uno de los edificios industriales más antiguos de Europa.
«Es un conjunto museográfico único en el mundo», nos adelantaba Dalmau, «que alberga enseres cruciales en la historia de Marqués de Murrieta, de La Rioja y de España».
Aquí reposa una de las colecciones privadas de botellas históricas más extensas del mundo. «Ese viaje al pasado, a los orígenes, es algo que no se puede encontrar en prácticamente ninguna bodega», afirmaba.
Castillo Ygay: un mito del vino mundial
«Castillo Ygay es un desafío al paso del tiempo»
«Castillo Ygay es un desafío al paso del tiempo», explicaba Dalmau. «Es sinónimo de elegancia, complejidad y exclusividad».
Se elabora todos los años, pero sólo se presenta en añadas excepcionales. Sus variedades proceden de una única parcela y su producción (muy limitada) lo convierte en un auténtico vino de coleccionista.

Superar la adversidad: los inicios de una nueva era
«Nuestro padre falleció en 1996, dejando un agujero irremplazable en la familia y en la bodega»
No todo ha sido fácil. Vicente recuerda una etapa especialmente dura:
«Nuestro padre falleció en 1996, dejando un agujero irremplazable en la familia y en la bodega».
Con sólo 26 años, él y su hermana Cristina asumieron las riendas. «El sector mostró cierto escepticismo ante el futuro de la bodega, pero no nos resignamos». El mayor reto fue actualizar una bodega histórica sin perder su alma. «Iniciamos la renovación de la empresa sin perder de vista el origen y el respeto al pasado».
Marqués de Murrieta está presente en más de 100 países y continúa evolucionando. El próximo gran paso será la modernización de la bodega Pazo de Barrantes, en Galicia.
«Hay una parte muy importante de sensaciones y emociones que construyen una percepción en el público», reflexiona Dalmau, quien se considera «gestor de marca» más que bodeguero. «En España no se ha trabajado suficientemente para posicionar la marca país como merece».
Aun así, su entrada en el selecto olimpo de los puntos Parker y su nuevo título como mejor bodega de Europa demuestran que el camino está más que trazado.
El reconocimiento de Forbes no es sólo un premio para Marqués de Murrieta. Es también un homenaje al vino español, a su resiliencia y a su capacidad para competir (y liderar) en la esfera internacional.
Una historia que empezó en 1852 con Luciano Murrieta y que hoy, bajo el liderazgo carismático de Vicente Dalmau y el talento enológico de María Vargas, sigue escribiéndose con la tinta de la excelencia.
